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Después de aquellos tortuosos diez minutos a solas con mi primo, mi padre al fin entró con la noticia de que pronto llegarían las pizzas. Ambos se hicieron varias señas para nada sutiles y yo rodé los ojos, incrédula. ¿Cómo podían ser tan básicos? Me hubiese gustado cantarle las verdades a la cara, pero se me ocurrió así, sin más, que si mi padre creía que Jihu tenía posibilidades conmigo, no seguiría con la absurda idea de buscarme marido. Así que los dejé vivir en su ridículo sueño de «conquistemos a Seong» y me senté a esperar que llegara el amor de mi vida con las pizzas... Mas Yeongu no vino. Otro fue el repartidor. Tal vez su jefe no quiso arriesgarse a que «se perdiera» de nuevo con aquella simple dirección. O tal vez, él mismo pudo decidir no venir para no poner su empleo en peligro. Aunque, era imposible que supiera que yo estaba otra vez en la empresa, ¿no?

                               

                           🎼🎼🎼

De camino a casa me recosté en el hombro de papá, sí, ya dije que no podía guardarle rencor. Además el señor Kim me había dicho que Taesung me esperaba para «nuestra noche juntos» y estaba muy feliz. Me había portado «bien» en la oficina, así que papá me había otorgado el permiso. Cada verano, cuando Tae-Tae venía de vacaciones, hacíamos una especie de piyamada en la sala de mi casa la primera noche. Mas hoy sinceramente había pensando que por primera vez en cinco años, nuestra tradición se rompería debido al altercado de la mañana con mi padre. ¡Qué bueno que no será así! Estaba loca por llegar y abrazarlo como era debido, sin nada de por medio que nos impidiera apachurrarnos, como si fuéramos dos nutrias que necesitaran estar enroscadas todo el tiempo para que no se las llevara la corriente. Mi teléfono vibró y vi una notificación de mensaje en la pantalla. Me incorporé evitando que papá también la viera y entonces, la abrí...

MY GLOW:
Esta noche me toca cantar
en el bar. ¿Quieres venir?
                                    6:10 pm
                                                 

¡Dios, ¿qué hago?! No quería decirle que no a Yeongu, pero tampoco podía dejar a mi mejor amigo plantado. ¡A mi único amigo! Al que tanto había extrañado. Por el que había rogado a mi padre para que lo dejara pasar conmigo lo que posiblemente, sería nuestra última noche juntos. No por mí, sino porque Kang Hanjung creía que ya estábamos muy mayores para andar con las tonterías y ese tipo de «juegos, piyamadas o como se llamara», según sus exactas palabras...  ¡Rayos, qué dilema! ¿Cómo podría escoger entre los dos hombres más importantes de mi vida? Sí, sin contar a papá, Kim Taesung ocupaba en mi corazón, un espacio tan grande como el mismo Min Yeongu. Así de valiosa era para mí aquella amistad... Y en ese debate interior estaba cuando encontré la forma perfecta de dividir mi noche. Sería arriesgado, pero me encantaba la adrenalina y más, si era por ver a Yeongu... Así que sin pensarlo más, le escribí:

YO:
Lo siento, tengo un
compromiso importante,
pero estaré libre después
de media noche. Tenemos
unas cuentas pendientes y
la ventana sigue abierta.
¿Qué dices?
                                    6.15 pm

MY GLOW:
Allí estaré.
      6.16 pm
                                              

Sonreí al ver aquella sencilla línea y borré los mensajes lo más rápido que pude para evitar que papá los viera, mas no tenía por qué preocuparme: Hanjung seguía sumergido en su iPad, ajeno a todo lo que acontesía fuera de él.

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