—Abuelo, ¿qué haces aquí? —pregunté extrañada, mirando a todos lados...
—¿Es cierto lo que escuché de tu padre? ¿Que piensas aceptar la presidencia de Moon-Kang cuando te gradués? —indagó con el ceño fruncido.
—Bueno, sí, pero...
—No puedo permitir eso, Seong. Tú y yo sabemos que no eres...
—¿Que no soy qué? —lo interrumpí, sin poder contener la ira que ya asomaba por mis poros. Tan solo dos minutos con el muy insoportable habían bastado para disipar mi felicidad y eso, no se lo podía perdonar tan fácil—: ¿Una verdadera Kang? ¿Un hombre? ¿Coreana al menos? —Mientras hablaba iba acercándomele sin dejar de mirarlo con firmeza a los ojos—. ¡Y ahora me dirás que prefieres morir antes que verme como presidente de tu estúpida empresa! —grité, ocacionando que se sobresaltara por un instante.
Sus dedos tamborilearon varias veces en los posabrazos del butacón y tras una carcajada sarcástica, se levantó.
—Chica inteligente... —afirmó acortando la poca distancia que quedaba entre nosotros—, pero en una cosa te equivocas: no soy yo quien va a morir... —Sus palabras me confundieron, pero sin dejarme analizarlas mucho, continuó hablando en un tono que se iba volviendo más y más aterrador—. Escucha con atención, gata salvaje, no vas a poner un pie en Moon-Kang en toda tu asquerosa vida. Si convencí a tu padre para que te enviara a estudiar lejos, es para que te quedes «lejos» ¡para siempre! No sabes de lo que soy capaz y si quieres llegar viva a tus veinte, te irás a Japón sin chistar. Los accidentes ocurren a diario: tal vez sea una falla de avión o, un conductor borracho en la carretera... Yo me encargaré de todo. —Una sonrisa siniestra se dibujó en sus labios y mi corazón se aceleró lleno de pánico—. No te preocupes, a pesar de todo si haces las cosas bien, no te dejaré en la calle. No te faltará de nada en Japón o en cualquier otro lugar en el que deses «vivir tu muerte». Pero si vuelves, te juro que ese a quien osas llamar padre, será quien pague las consecuencias.
—N-no es-estoy entendiendo na-da. ¿Po-por qué... por qué mi padre pagaría las co-conse-cuencias? ¿D-de qué muerte ha-blas y...?
—Muy rápida para unas cosas y muy cortita para otras —ironizó y comenzó a caminar a mi alrededor como si fuera el fiscal de un juicio—. Te estoy dando la oportunidad de que finjas tu muerte... o te mueras de verdad. ¡Lo que gustes!, pero no voy a dejar a cargo de lo que tanto esfuerzo y sacrificio me ha costado ¡a una vulgar huérfana! Te he observado por mucho tiempo y resulta que no hay nada más en este mundo a lo que le tengas especial cariño. Solo Hanjung ha gozado desde siempre de tu respeto y atención y eso, mi querida felina callejera ¡es lo más parecido al amor que un gato desagradecido pueda sentir! Así que mi ingenuo hijo, es el boleto para mantenerte alejada de Moon-kang.
—Pero... ¿có-como podrías atreverte a... a hacer-le daño? Ni siquiera estas ha-hablando de mí, sino... de tu propio hijo, sangre de tu sangre... —El miedo me tenía asfixiada y ya no pude evitar el fino hilo de lágrimas que comenzó a salir de mis cuencas.
—¡Por eso mismo! ¿Cómo mi propio hijo, sangre de mi sangre como tú dices, ha sido capaz de preferir a un parásito antes que a su propio padre? ¡Moon-Kang lo es todo para mí! Y cualquiera que amenace con siquiera empañar el imperio que me ha tomado años forjar... —Tomó mi mentón con fuerza y lo alzó, obligándome a mirar la crueldad que había en sus ojos—, lo destruiré con mis propias manos. No tendré contemplaciones, ¡ni siquiera con mis hijos!
El viejo se abrió paso tras empujarme y tirada en el suelo, ya no pude contener el llanto. A pesar de no lograr entender del todo, un horrible pensamiento me invadió. Podría aceptar cualquier cosa, menos ser la causante de la desgracia del hombre que había confiado en mí cuando ni yo misma lo había hecho. Al hombre que me había llamado hija cuando nadie más se atrevió... Kang Hanjung no merecía sufrir por mi causa... Y eso era lo único que tenía claro.

ESTÁS LEYENDO
Diario de una canción ✔️
Ficção AdolescentePensaba que amar le sería tan fácil como componer un rap... pero se equivocó. 🎼🎼🎼 Él vivía enamorado de la música. Ella se convirtió en su canción más perfecta. Pero no todas las melodías necesitan letra y no todas...