7.30 am
Los rayos del sol se colaron por la ventana abierta y me negaba a despegar los ojos, pero algo dentro de mi crujió y un riachuelo desconsolado brotó de mis lagrimales. Sin tener idea de qué rayos me estaba pasando, me senté en la cama de un salto, observando como loca a cada lado, rebuscando en cada rincón de mi habitación con intensas y nerviosas miradas que no tuvieron éxito en su pesquisa: él no estaba. ¿Lo habría soñado? Mi pecho continuaba apretándose como si quisiera extrangular a mi corazón. Jamás sentí un dolor tan grande, sin embargo, la extraña sensación de que volvería a sentirlo, de que este solo era el triste preámbulo de una aflicción mucho más grande, de una insoportable pena, no me dejaba encontrar sociego.
Intentando hasta lo imposible por controlar mi llanto, fui a tomar el vaso con agua que reservo siempre en mi mesita de noche, cuando lo vi: un trocito de papel doblado encima de este diario. Casi me caigo de la cama intentando alcanzarlo. Lo tomé y sin vacilación, lo abrí para leer su contenido...
Recuerdo que sonreí como tonta, al ver su tétrico intento de dibujar una carita alegre al pie de la nota y todavía entre lágrimas, advertí un rápido alivio en mi interior, aunque no parecía ser suficiente. Volví a doblar la nota, la metí dentro del diario y los guardé en la gaveta de la izquierda de la cabecera de la cama, bajo llave. Ahora mi mente no lograba librarse de la vergüenza ante la posibilidad de que alguna vez Yeongu llegara a leerlo. Había jurado proteger «mis memorias» no solo de él, sino de cualquier ser vivo y, sin embargo, por un tonto descuido, había quedado expuesto nada más y nada menos que ante su propio coprotagonista. Recordar la intensidad y el detalle con los que describía cada uno de nuestros encuentros sobre sus páginas, me alarmó demasiado. Reitero: ¡Nadie, nunca, jamás, en la vida, puede leer este diario!
Luego de secar mis lágrimas del todo, volví a esa felicidad que rebosaba en mí desde que Min Yeongu me había hecho su novia. Como ya no tenía que ir a clases y también por el hecho de que la noche anterior, gracias a la inesperada, pero placentera visita no me había dado tiempo, decidí deleitarme en un largo y espumoso baño. Amaba los baños calentitos matutinos, pero debido a la escuela, entre semana era casi imposible disfrutar de ellos por largo tiempo como me gustaba.
Con tan solo la primera gota de agua que recorrió mi cuerpo, las escenas de la noche anterior llegaron a mi mente. Seguía sonriendo como idiota, pero no una idiota cualquiera, ¡era una idiota enamorada! Cada rincón de mi piel se estremeció con el recuerdo de las caricias de aquel «típico chico coreano» y eso no era nada para lo que hubiese sentido si me hubiese hecho suya...
¡Qué niña tan loca!, ¿qué hubiese pasado si él no se hubiese detenido?
Nada del otro mundo, solo que ahora sería la mujer más feliz de la tierra porque simplemente sería... «su» mujer...
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Diario de una canción ✔️
Teen FictionPensaba que amar le sería tan fácil como componer un rap... pero se equivocó. 🎼🎼🎼 Él vivía enamorado de la música. Ella se convirtió en su canción más perfecta. Pero no todas las melodías necesitan letra y no todas...