XXIII. ¿Tú otra vez?

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Bora

La verdad es que tenía un poco de miedo de la respuesta de Ada, es decir, estoy seguro que me ama, pero no sabía si para ella era muy pronto que le pidiera matrimonio, afortunadamente me dijo que si y no puedo estar más feliz con su respuesta, ya no puedo esperar más tiempo sin estar a su lado.

Alquile una habitación en el hotel cercano a la playa para quedarnos y no manejar de noche, puede ser peligroso.

Aja si Bora, lo que tú digas.

-aquí nos quedaremos -le dije entrando en la habitación.

-¿los dos? -preguntó Ada.

-ehh si, bueno igual si te incomoda podemos rentar otra habitación.

-no, solo preguntaba, es decir, ni que no lo hayamos hecho antes.

Es verdad, ya han pasado varias veces donde hemos dormido en la misma cama, pero no teníamos ninguna relación, ahora es diferente, pronto será mi esposa.

Hubo silencio, solo nos mirábamos.

-bueno, ehh tengo que avisarle a mis tías que nos casaremos -dijo rompiendo el silencio.

-ellas ya lo saben.

-¿cómo? -pregunto confundida.

-bueno, yo les dije.

-pero ¿Cómo? No entiendo, ¿Cuándo?

-¿recuerdas el día que te dije que tenía mucho trabajo y una junta muy importante?

-sí, lo recuerdo.

-bueno, pues en realidad ese día viaje a Bursa, fui a casa de tus tías y les dije que te propondría matrimonio, de hecho la idea era que vinieran y pudiéramos hacer una cena familiar para pedírtelo, pero tus tías me convencieron de que lo mejor era que solo estuviéramos tu y yo que este momento solo era de nosotros.

Se quedó en silencio, asombrada por lo que acababa de oír. -Entonces, lo saben y ¿estuvieron de acuerdo?

-sí, dijeron que no había otra persona que te hiciera tan feliz como yo y se alegraron mucho por la noticia, pronto llamaran para que les des la fecha.

Se formó una sonrisa en su rostro cargada de nostalgia.

-gracias Bora, gracias por hacer esto, mi familia es importante para mí y el que hayas ido hasta allá es un gesto muy bonito -dijo sonriendo.

-lo sé, por eso fui, esta vez quiero hacer las cosas bien Ada, quiero que nuestras familias estén al tanto y sepan que no hay nada que pueda separarnos a partir de ahora -dije sentándome a lado de ella.

-Bora, asegúrame de que este sueño durara para siempre no nos despertaremos.

-solo estamos empezando -dije tomando su mano.

-no quiero despertar -dijo mirándome.

-no es necesario Ada.

-tengo miedo -desvió la mirada.

-no tengas, aquí estoy.

-no me dejes, no esta vez por favor.

-no lo hare, por nada del mundo, te lo prometo -le dije besando sus manos.

Ambos nos quedamos mirando de una forma que solo ella y yo podíamos hacerlo, una mirada cargada de amor pero también deseo.

Ada levanto su brazo y me tomo la mejilla, me acerque y la bese por algunos segundos.

Nos separamos para tomar aire, Ada me miro y después bajo su mirada a mis labios, eso era lo que necesitaba para saber que deseaba tanto esto como yo.

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