EXTRA. Otro amor

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7 meses después

Bora

-¿Qué son?

-regalos.

-eso lo sé Kaan, pero no es mi cumpleaños -le dije.

-no son para ti, me caes bien y te estimo pero no lo suficiente como para darte un regalo -dijo riéndose.

-¿son para Ada? -pregunté.

-tampoco. -me miro. -no es obvio, son para mi sobrino -respondió.

-Kaan ya te eh repetido mil veces que no sabemos el género del bebé.

-lo sé, pero estoy seguro que va a ser un niño.

Rodé los ojos, era imposible pelear con él, desde que anunciamos el embarazo ha dicho que será un niño y no ha cambiado de opinión. Incluso me enteré que aposto con varios de la oficina por el sexo del bebé.

Ada y yo estuvimos de acuerdo en que no queríamos saber el sexo del bebé, solo queríamos que naciera sano y era lo que importaba.

-también te dije que no es necesario que le compres regalos cada que pases por la tienda.

-quiero hacerlo, además no son tantos -dijo levantando los hombros.

-la recámara del bebé está casi llena de juguetes y la mitad de ellos son tuyos.

Y no era el único, cuando le anunciamos a la familia, todos comenzaron a llenar de regalos al bebé y por supuesto mimaron a Ada a más no poder.

-tengo que consentir a mi sobrino y ten por seguro que lo haré apenas nazca.

-a todo esto ¿Por qué no se lo llevaste a Ada? -pregunté.

-ohh no, no pienso arriesgar mi vida otra vez, la última vez casi no la cuento.

-eres muy exagerado -le dije riendo.

-¿exagerado? Me lanzó un florero solo porque le dije que se veía muy bien embarazada, pude esquivarlo pero pude morir -dijo.

-te lo merecías tal vez, nunca debes de decirle eso a una mujer y mucho menos embarazada, tienen muchos cambios de humor.

-era un halago, pero tienes razón, después de eso se puso a llorar porque no me quise comer las asquerosidades que se le antojaban, créeme que de solo verlo me provocaba nauseas -hizo una mueca.

-ya lo creo.

-aun así no pienso arriesgarme nuevamente, créeme que a partir de ese momento valoro más mi vida y no quiero morir descalabrado o peor aún de una indigestión.

Me reí por el comentario.

Pero tenía razón, durante los primeros meses del embarazo todo era normal, Ada no tenía síntomas ni antojos, creí que no sufriría por eso pero, después del séptimo mes empezó a tener muchos antojos, comía más, comía cosas asquerosas en verdad, pero también valoraba mi vida como para decírselo, y lo peor era que sus antojos eran por la madrugada con lo cual tenía que levantarme para poder ir a comprar lo que deseaba o de lo contrario se hundía en un llanto imparable.

-aún no sé cómo es que sigues vivo, pero no quiero averiguarlo. -se levantó de la silla de mi oficina. -Te veré después -dijo antes de salir.

Los pendientes habían aumentado, Ada dejo de ir a la oficina cuando cumplió los ocho meses, fue muy difícil lograr que me hiciera caso, me decía que podía trabajar perfectamente y no lo dudaba pero cada día se cansaba más, le pesaba su barriga, la encontraba dormida en su oficina y el señor Burak me dijo en varias ocasiones que Ada no salía de la cafetería, así que optó por quedarse en casa y poder trabajar desde allá.

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