Cap. 17 • Nos vemos Valencia •

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Ambos entraron al aeropuerto y pidieron a una recepcionista indicaciones para pedir su boleto, está con gusto los atendió y fueron directo a caja.

— Buenos días — saludó Christopher — Quisiera saber si tienen boletos para Sydney Australia en existencia.

— Claro déjeme revisar el sistema — el chico revisó su computadora mientras Félix moría de los nervios — ¿Los quiere para ya o en unos días?

— Lo más pronto posible — pidió Félix.

— Claro, sale uno esta madrugada a las 3:00 de la mañana — anunció el chico encargado —  Es el más pronto posible, los otros son hasta pasado mañana y la semana que viene.

— Tómalos — dijo Félix seguro.

— Quiero 4 boletos para mañana dos adultos y dos niños — pidió Chris.

— Claro.

El recepcionista les entregó los boletos mientras les explicaba.

— Sus asientos son el 23A, 24B, 25C y 26D, el vuelo sale a las 3:00 de la mañana se les recomienda estar por lo menos dos horas antes para poder fichar su equipaje.

— Claro, gracias ¿Que precio tienen? — preguntó Chris sacando su cartera.

— Son $12.000 dólares, cada uno cuesta $4.000 dólares — enunció.

— Por supuesto, aqui tiene — Christopher le tendió los billetes.

— ¡No! Alto... Yo pago lo mío y de mi hija — Félix lo detuvo.

— Por supuesto que no — Christopher entregó los billetes y le sonrió a Félix.

Los 4 salieron rápido del aeropuerto y pidieron un taxi para llegar a su avenida.

— Podemos empacar y alistarnos en una hora, y así tenemos el resto del día para recorrer Valencia por última vez — ofreció Félix.

— Por supuesto — accedió Chris — Es aquí — anunció al conductor.

Los 4 bajaron del taxi y está vez fue Félix quién lo pagó, ambas familias se separaron para ir a sus edificios y preparar todo para esa madrugada.

La tarde había llegado, Félix y Chris tomaban las manos de sus hijos quienes tenían sus manos unidas, decidieron ir a un restaurante que era el más bello de la cuidad, si ese era su último paseo en aquella bella ciudad querían que fuera el mejor

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La tarde había llegado, Félix y Chris tomaban las manos de sus hijos quienes tenían sus manos unidas, decidieron ir a un restaurante que era el más bello de la cuidad, si ese era su último paseo en aquella bella ciudad querían que fuera el mejor.

— Buenas noches, quisiera una mesa familiar en la terraza del restaurante — pidió Chris con una sonrisa.

— Por supuesto, siganme.

Chris asintió y le tendió su brazo a Félix, este lo tomó con gusto mientras los pequeños iban adelante de ellos como unos buenos y educados muchachitos.

Subieron por lo menos 4 pisos de escaleras, al llegar a la terraza los recibió una brisa fresca y el sol en su máximo esplendor, tomaron asiento y
ordenaron.

Mientras esperaban, Chaewon y Daniel fueron a jugar en el patio de la terraza, Chris y Félix se quedaron en la mesa conversando.

Chris vió que Félix suspiró y lo tomó de la mano para llamar su atención.

— Hey... — habló Chris — ¿En qué piensas?

Félix suspiró de nuevo y miró las manos en la mesa.

— Tengo miedo — soltó Félix — Tengo miedo de que muchas cosas, que me quiten a mi hija, que tenga que volver a sufrir... Tengo miedo a quedarme solo otra vez — explicó.

— No estarás solo Félix, nunca más lo estarás por qué yo estoy contigo ahora — Chris sonrió tierno — Y si tu madre conspira con quitarte a Chaewon te prometo que yo pelearé con uñas y dientes para que estén bien ustedes dos — sonrió — Y te prometo que jamás voy a soltar tu mano.

Félix sonrió y lentamente unió sus labios con los de Christopher, un tierno beso que fue interrumpido por dos pequeños espectadores.

— Ambos son muy lindos — dijo Chaewon suspirando.

— ¿Ah si? — preguntó Félix alzando a su hija para sentarla en una de las sillas.

— ¡Claro! Ya me hacía falta otro papá...

— Chaewon — Félix llamó la atención de la pequeña.

— Tranquilo... — habló Chris — No pasa nada — miró a la pequeña — ¿Sabes?... — sonrió travieso mirando a Félix — A Daniel también le hacía falta una hermana.

Félix sonrió en grande y bajó su mirada apenado, unos minutos después la comida llegó y todos se dispusieron a disfrutar de su cena.

Todo era risas y fotos, miradas cómplices y llenas de amor, risas tiernas por parte de los pequeños y felicidad.

La puesta del sol terminó con 4 personas en el público, los cuatro veían como se escondía poco a poco tras de aquellas montañas.

Si paseo terminó y todos regresaron a los hoteles, por medio de mensajes se pusieron de acuerdo para salir a una hora concreta.

En unas horas, le dirían adiós a Valencia.

UN VIAJE POR VALENCIA | Chanlix | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora