Cap. 4 • Festival • Pte. 2

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Christopher al escuchar los sollozos de un tierno niño, volteó a su hijo, este también tenía la mirada a dónde venía el ruido, ambos decidieron ir a ver, Christopher tomaba la mano de su hijo fuertemente, mientras iban con mucho sigilo a ver que era lo que ocurría.

Al acercarse a el tierno llanto, Christopher buscó con la mirada, hasta que dió con una pequeña niña castaña de vestido de overol, se acercó rápido junto con su hijo para ayudarla.

— Hola... — habló con mucho cuidado pero la niña se asustó, tanto que quiso huir, pero Chris no la dejó — Oye, tranquila, no pasa nada, no te haré daño.

La pequeña no podía confiar nada en el señor, que más que señor parecía joven adulto.

— Enserio — continúo Bang — No te haré daño, soy padre, tengo un hijo — tomó a Daniel de su brazo y lo acercó para ponerlo a su altura, ya que se encontraba agachado.

La pequeña abrió grande sus ojitos ¡Conocía a ese niño!

Félix al salir de ese gentío, ya no sintió el calor de la pequeña mano de su hija, miró para abajo y no había rastro de ella

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Félix al salir de ese gentío, ya no sintió el calor de la pequeña mano de su hija, miró para abajo y no había rastro de ella.

— Chaewon... — llamó — ¡Chaewon! ¡Chaewon no juegues!

Félix comenzó a buscar como loco a su hija, sentía una desesperación horrible, comenzó a llorar y a empujar a todos para buscarla, le importaba poco que las personas lo insultaran de todas las maneras, quería y necesitaba encontrar a su hija.
Un policía se le acercó y le preguntó que el no entendió, no tardó en sacar su celular y usar su traductor, escribió rápido y se lo mostró al policía.

Este al instante leyó y entendió, llamó a más refuerzos por radio.

Para Félix eso no fue suficiente, siguió buscando a su hija desesperado, de pronto salió del todo el gentío, y se propuso buscar a su hija en las calles. Tenía que encontrarla.







— ¿Si me entiendes?

— S-si señor... — contestó la niña.

— ¡Perfecto! Ahora... Me presento, soy Bang Christopher, y el es mi hijo, Bang-

— Daniel — completó la niña — Si lo conozco, los vi el otro día en las valsas en el río — explicó.

— ¡Tu eres la niña de los pretzels! — exclamó Daniel con asombro — ¡Te conozco!

— ¿Lo ves? Ya no somos extraños — sonrió Christopher — Ahora dime pequeña ¿Por qué estás aquí?¿Y tú mamá?

— Mi paleta se me cayó en medio del festival, me detuve a recogerla y cuando miré para arriba, mi papi no estaba más — explicó — Después caminé a dónde creí que podía estar y no lo encontré, caminé y caminé pero me asusté por los ruidos, corrí y finalmente me caí aquí, me lastimé mi rodilla.

Chris con el permiso de la pequeña, alzó un poco su vestido para revisar su herida, vió que no era algo grave así que la abrazó y la alzó en sus brazos igual que a su hijo, para luego volver a la banca donde estaban sentados.

Félix seguía buscando a su hija, con lágrimas secas en sus mejillas, seguía sin comprender como es que la había soltado, si le pasaba algo no se lo iba a perdonar nunca, y si no la encontraba no tenía una razón para vivir.

Félix a punto de rendirse por ese día, con todo el dolor del corazón, llegó a unas bancas que estaban por el lugar que transitaba, se sentó y sacó su celular para ver algún mensaje del policía o alguna señal de su hija, pero no había nada.
Guardó su celular y dejó que sus lágrimas fluyeran, en un momento, su corazón se detuvo al escuchar la tierna voz de su hija, miró al cielo pensando en que tanto le hacía falta que ya hasta su voz escuchaba sin estar presente, pero luego la oyó más y más entonces volteó a un lado y la vió, sentada compartiendo una bolsa de papitas con un niño y un joven, sus pulmones tomaron aire y su alma regresó a su cuerpo.

— ¡¡Chaewon!!

Los tres voltearon al escuchar aquel grito que más bien era un llamado, la niña corrió a los brazos de su padre, Christopher y Daniel fueron testigos de ello.

— ¡Papi!

— ¡Mi niña! — la abrazó y luego lloro para separarla de el y revisarla toda — ¿Estás bien mi cielo?¿No te pasó nada?¿Por qué te fuiste de mi lado?

— Descuida papi Félix estoy bien, mi paleta cayó y la recogí pero cuando te busqué no estabas, y si, me lastimé un poco mi rodilla pero todo bien.

Félix alzó su mirada y al instante pudo visualizar al hombre y al niño con quién estaba su hija, mil ideas pasaron por su cabeza y caminó al chico sin soltar la mano de su hija.
Christopher al ver qué el padre de la niña se acercaba, se levantó y arregló un poco su traje, estaba por dar las buenas noches, cuando de pronto sintió una fuerte de verdad fuerte bofetada en su mejilla que lo dejó con la cara volteada.

UN VIAJE POR VALENCIA | Chanlix | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora