Capítulo 30

6.1K 629 142
                                    

Narrador

Era otra mañana en Hogwarts, algunos ya estaban en movimiento, mientras otros seguían en sus cómodas camas durmiendo cálidos.

Un castaño en especial despertó y refunfuño de inmediato no queriendo abandonar las sábanas y mucho menos apartarse del cuerpo que era envuelto por sus brazos.

Se acurrucó más cerca de Harry estremeciéndose al sentir su cuerpo frío con el propio más cálido. A pesar de preferir más el calor apegó al pelinegro a su cuerpo. Jamás se había sentido tan en paz en su vida ahí abrazando a su pequeño león sintiendo su magia revolotear a su alrededor contenta con su criatura ronroneando. Él mismo se sentía tan bien que no quería salir de la cama.

No sabe cuánto estuvo dormitando en compañía de su pequeño león, pero no quería dejar de abrazarlo, aunque estuviera en un dormitorio en Gryffindor prefería mil veces quedarse en esa cama que ir al ministerio, algo extraño considerando que jamás se quedaba mucho tiempo en cama, siempre en movimiento.

Abrió un ojo lanzando un tempus, gruñó bajo al darse cuenta de que ya eran las 7:30 de la mañana, refunfuñando se sentó lento tratando de no despertar a Harry sabiendo que tenía el sueño tan ligero como el propio.

Cuando logró estar de pie lejos de las cómodas sábanas miró alrededor haciendo una mueca al ver a los demás residentes de la habitación, reconoció por sus magias a Seamus, Dean y Ronald, los tres tenían magias ligeras y los tres dormían con las cortinas abiertas, podía escuchar al pelirrojo roncar a boca abierta, mientras los otros dos mucho más silenciosos estaban en posiciones...bastante extrañas.

El único bálsamo calmante fue Neville quien dormía acurrucado con su magia más fuerte y presente a su alrededor bailando protectoramente. Viendo la mueca en sus labios supo que el ruido de los ronquidos eran molestos para él, por lo que levanto unos pabellones en la cama del pelirrojo que se desactivarían cuando despertara, así nadie escuchara sus ronquidos.

Más relajado en la guarida de los leones cambió sus cómodas ropas de dormir a un pantalón negro fino, una camisa negra manga larga y un abrigo con una bufanda del mismo color. No queriendo usar zapatos optó por unos tenis cómodos medio formales odiando la ropa Muggle, pero que en definitiva era menos anticuada que la mágica.

 No queriendo usar zapatos optó por unos tenis cómodos medio formales odiando la ropa Muggle, pero que en definitiva era menos anticuada que la mágica

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

(Créditos) (Es el de la izquierda)

-Baen -Llamó suavemente.

-¿Qué puede hacer Baen por el joven maestro? -Apareció en un suave estallido.

-¿Podrías traerme un desayuno ligero? -Preguntó dirigiendo sus ojos a él.

-Sí, Baen lo hará, Baen le traerá un rico desayuno al joven maestro.

En los siguientes minutos, luego de que Baen le trajera una porción de fruta picada, 4 tostadas con mermelada de fresa y para finalizar un té de manzanilla. Comió relajado sabiendo que tenía tiempo para llegar, además de que le medio prometió a su pequeño león comer antes de irse.

Mi Alma GemelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora