8. El amor de mi vida

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El sábado llegó más rápido de lo que le hubiera gustado, anunciando que debía salir de su zona de confort por un par de horas

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El sábado llegó más rápido de lo que le hubiera gustado, anunciando que debía salir de su zona de confort por un par de horas. Iría al partido de apertura del club de futbol del colegio, que era sin mucha duda, el equipo más reconocido dentro de la escuela y uno de los de mayor reputación dentro de todos los colegios con equipos.

Se encontraba parado frente a su espejo de cuerpo completo, probando distintas combinaciones de ropa. Dado que pasaba casi todos los días con uniforme y la mayor parte del día también, cuando debía vestir con ropa de calle, trataba de buscar el mejor atuendo posible.

Un par de toques se oyeron en la puerta cuando se ponía una camisa de manga corta de color beige. Chistó, colocando la ropa sobre su cama y moviéndose a abrir su puerta, descubriendo a su padre detrás de esta, que lo miraba con una pequeña sonrisa.

—Ryo, tu madre me dijo que ibas a ir al partido de futbol de la escuela —el hombre tomó asiento en uno de sus sillones, de color blanco.

—Así es —asintió, terminando de abotonar su camisa, para inspeccionarse en el espejo durante unos segundos, sintiéndose algo inseguro todavía de lo que llevaba puesto. Se movió entonces hacia su closet, con el propósito de buscar algo diferente—. ¿Por qué?

Se percataba, conforme movía los ojos entre sus prendas, que le hacía falta nueva ropa. Hacía ya un par de meses que no compraba nada nuevo, y sentía que había ya repasado de pies a cabeza todas las tiendas.

—Quería decirte, que me gustaría que observaras a los jugadores, en caso de que haya alguna joya perdida en el colegio —volteó a verlo con duda y confusión—. A cualquiera que me digas, lo recomiendo al director.

—Yo no sé nada de futbol, padre —frunció el ceño, escogiendo un suéter beige finalmente—. ¿No sería injusto hacer eso?

—No te obligo a nada, pero me gustaría tu participación —el hombre se levantó—. Si hay alguien ahí que te interese, es una buena oportunidad.

—¿Papá, de donde sacas eso?

—Solo digo —el mayor de los Uchinaga se encogió de hombros.

Entonces se marchó, dejándolo ahora el doble de confuso, con la mitad de la camisa desabrochada y los labios enfurruñados en inquietud.

(...)

—¡Ya encontré una banda a la que unirme! —Yian se levantó del puff en el que había estado sentado anteriormente, dando brinquitos en su lugar.

—¿Bro, en serio? —Leo se levantó igualmente de su asiento, tomando de las manos a su amigo y dando saltos en coordinación.

—Espero que esta vez sí duren —Jean dijo, tratando de sacar su mejor humor en el momento, pero no le funcionaba. No era fácil el querer convencer a Antonio sin Ryo, y este parecía desaparecer cada que Jean lo buscaba con la mirada—. ¿Qué grupo es?

De amor, negocios y otros malesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora