23. El borracho de tu amigo

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Los ligeros ronquidos de Jean perturbaban su tranquilidad

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Los ligeros ronquidos de Jean perturbaban su tranquilidad. Leonel trataba seriamente de poner toda su concentración en la película en la pantalla de la parte posterior del asiento de adelante, pero no podía con un rubio completamente torcido sobre su hombro.

—Ya ríndete —la morena le dijo con tono de fastidio. No respondió nada, solo le mostró el dedo de en medio y siguió en lo suyo. Estaba más incómodo de lo que parecía, y no sabía si era porque a unos asientos detrás, se encontraba Yian o porque en los asientos de al lado estaba Ryo Uchinaga, que podría estar molesto por la forma en que el rubio lo abrazaba con tanto apego.

—Tengo mucho sueño, pero no me puedo quedar dormido.

—¿Por qué?

—Siento una mirada pesada sobre mí.

La chica lo miró unos segundos, desviando la mirada y abriendo los ojos mientras asentía.

—Si, Jean tiene un novio celoso.

—No somos novios —el chico se quejó, levantándose y estirándose—, aún. Déjenme dormir, mierda.

—Quítate de encima de mí, Jean —dijo en voz baja—. Uchinaga me mata con la mirada desde su lugar.

El chico alzó las cejas, buscando cerciorarse con la mirada de sus palabras mientras paseaba la mirada hacia el lado izquierdo del autobús. Sonrió, sus ojos brillando y sus mejillas tiñéndose de un suave rosa, al aparentemente haberlo encontrado.

Dejó salir un bufido, cruzándose de brazos y resbalándose en el asiento con los ojos cerrados. Estaba tratando duramente de quedarse dormido y de no sentir envidia porque, a pesar de todo, su amigo estaba feliz con alguien que lo quería de la misma forma.

—Deja de ser un entrometido —el chico volvió a cerrar los ojos, dándole la espalda y apoyándose completamente en su amiga. No lo molestó para nada, regodeándose que por fin iba a poder dormir con su usual normalidad.

Su teléfono vibró dentro de su bolsillo, haciéndolo abrir los ojos y rebuscar dentro de este con curiosidad. Gruñó al ver el nombre en la pantalla, que pertenecía al de su supuesto mejor amigo.

"¿Podemos vernos hoy?" Viró los ojos con fastidio. No le gustaba en absoluto la forma en que el tipo parecía querer burlarse de él a toda costa.

"Pues ya nos vimos".

"Sabes a lo que me refiero".

"Lo tendré que pensar", la verdad era que no quería pensar en nada aparte de la hamburguesa mórbida de tres quesos y doble carne que devoraría cuando llegaran a la ciudad. Cerró entonces los ojos, haciendo su mayor esfuerzo posible para quedarse finalmente dormido, siendo perfectamente arrullado por la agradable temperatura del transporte.

Una mano lo removió con algo de brusquedad, provocando que abriese los ojos, que se desplazaron por todos lados excepto por la persona que estaba en frente de él.

De amor, negocios y otros malesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora