lover of mine | kozume kenma

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La atmósfera del autobús era pesada, y con suficientes motivos.

Estaban viajando muy temprano, en unas semanas serían los exámenes por lo que más de uno se estaba desvelando para poder ponerse al día con la escuela, los torneos de los clubes deportivos estaban por empezar... Definitivamente eran semanas duras para los estudiantes.

Es por ello es que la escuela organizaba un viaje a esta altura del año, con intención de ayudar a los jóvenes a despejar un poco su mente y a su vez afianzar su compañerismo. Aunque estaba de mas decir que últimamente el paseo no estaba cumpliendo su función.

—Necesito café—murmuró la rubia mientras pretendía escuchar el protocolo y cronograma recitado por su profesor.

Kenma, quien de alguna forma había previsto esta situación el día anterior cuando les avisaron que no podrían llevar bebidas que no fueran agua, sacó de su mochila una bolsa de caramelos y se la extendió a su compañera de viaje.

—¿Gracias?—susurró tomando uno y abriendo los ojos con sorpresa al probarlo.

Eran dulces sabor a café, caramelos que el chico de cabello bicolor detestaba pues a su paladar eran demasiado amargos.

El pensar en ese gesto generó en la rubia una pequeña sonrisa, a la vez que un calor se alojaba en su pecho y su estómago se estrujaba dulcemente.

—...Espero que hayan prestado atención y tomado nota sobre lo que dije pues es informacion valiosa que necesitarán durante el día... Si tiene alguna duda, no me pregunten, solo vuelvan a mirar el cronograma—el profesor dio una mirada general y revisó que todos sus alumnos ya estuvieran dentro—...Bien, estamos listos para salir. Como les habia comentado ayer, el viaje hasta el teatro será de hora y media así que pónganse cómodos, deberán aguntar las ganas de ir al baño si no fueron antes, y disfruten de la vista.

Y sin más por decir, dio comienzo a la salida educativa.

Kazumi tenía la intención de mantenerse despierta mirando por la ventana el paisaje mientras escuchaba música desde sus auriculares.

Era un buen plan que, si no fuera por las pocas horas que había descansado la noche anterior, hubiera salido a la perfección.

A tan solo unos minutos de que el chófer arrancara el vehículo, la rubia no pudo evitar cerrar los ojos.

Kenma por su parte no le prestó mucha atención. Sacó su celular y no tardó nada en abrir algún juego recién instalado, preparado para disfrutar de aquél día sin clases ni entrenamientos.

Lo único que causó que la mirara fue una brusca curva inesperada que debieron tomar.

El chico vió como la cabeza de su compañera iba con alta potencia hacía la ventanilla, por lo que en forma de reflejo movió su mano en esa dirección, soltando un suspiro de relajo al haber logrado llegar antes que lo hiciera ella.

Kazumi, completamente dormida,  habiendo sentido un incómodo objeto duro de su lado izquierdo no hizo otra cosa que moverse hacía el sentido contrario.

Encontró comodidad en aquella calida almohada que sostenía a la perfección su cabeza.

Aunque claro que no se trataba de nada más ni nada menos que el hombro del chico sentado a un costado suyo. Quien a pesar de haber quedado en una extraña e incomoda posición no encontraba la fuerza suficiente como para moverse, como si su cuerpo no respondiera a las ordenes que le enviaba su cerebro.

Los cabellos que rozaban su cuello le causaban un leve, pero no molesto, cosquilleo. El olor de a shampoo era perceptible cada vez que inhalaba, descontrolando todo su sistema.