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Todos hemos oído hablar de las almas gemelas.
Dos personas que están destinadas a estar juntas.
No importa que tan alejadas estén, existe una fuerza externa que se va a encargar de unirlas.
E...
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Más días habían pasado y nuestros protagonistas seguían sin hablarse.
Quizás los entrenamientos y responsabilidades de cada uno ayudaba a que las cosas se dieran de esa forma, pero el tiempo seguía corriendo y junto con él la paciencia de cierto muchacho.
Por su lado Kazumi aún trataba de armar la mejor confesión posible. Tenía una idea de lo que quería hacer, pero debía ganar el coraje para ponerlo en marcha.
Y en ese día aún no se sentía preparada, no creía que estuviera lista. Quizás porque realmente así era, o podría ser que su miedo le estuviera jugando en contra.
De todas formas aprovecharía lo ocupada que estaba su agenda en ese día como excusa para no sumarle algo más.
Así que camino hasta el gimnasio con la idea de recordarle a Mei, estudiante de tercer año y capitana del equipo, que ayudaría un rato y luego se iría pues tenía que realizar una sesión de fotos.
Y así lo hizo, cosa que Mei aceptó y únicamente le pidió que ayudara a sacar las cosas del cuarto donde almacenaban los objetos de los clubes.
Kazumi asintió ante la petición y caminó hacía allí, sin saber que detrás suyo iba una cierta pelirroja que había oído toda la conversación. Tampoco estaba al tanto de que ella se encontraba esperando el momento para soltar su enojo contra nuestra protagonista, y que finalmente había encontrado una abertura para meterse.
Así que cuando ambas entraron al cuarto, sin cerrar la puerta y en voz baja soltó: -No me agradas.
Kazumi, quien ni siquiera se había percatado de su presencia, se volteó para ver de quien se trataba.
Observó a Rio, su compañera del club.
No le tomo por sorpresa el comentario, ya se lo esperaba. Desde el día uno que con sus acciones se lo dejaba saber.
Aún así quería ver hasta donde llevaría la conversación, así que la dejo hablar. No sin antes abrir la grabadora de voz, solo por si acaso.
-Te salteas entrenamientos y aún así eres titular, mientras otras pasamos mas de un año intentando formar parte de las competencias. Nos alegramos de recolectar migajas mientras tu naciste con una cuchara de oro en la boca, y eso me enoja más-Se acercó unos pasos, queriendo hacer uso de los pocos centimetros de más que tenía a su favor-Tomas todo por hecho, seguramente porque tienes un nombre con peso y un talento para un deporte que ni siquiera es este.
A medida que hablaba, con uno de sus dedos le daba pequeños golpes en el pecho. Cada uno más fuerte que el anterior.
