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Todos hemos oído hablar de las almas gemelas.
Dos personas que están destinadas a estar juntas.
No importa que tan alejadas estén, existe una fuerza externa que se va a encargar de unirlas.
E...
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Los protagonistas de esta historia se encontraban sentando en un banco con vista directa al río. No es que le prestaran mucha atención a éste, de hecho cada uno andaba realizando distintas actividades, simplemente fue el primer asiento que encontraron libre.
Con respecto a lo que andaban haciendo, Kenma jugaba con su celular y Kazumi andaba leyendo un libro de historia. En parte por puro interés, aunque su principal motivo era aprovechar el tiempo para adelantar tareas.
Cuando los párrafos se empezaban a volver confusos, al punto de tener que releer una y otra vez la misma oración, se daba paso a lo que ella denominaba "Recreo forzado". Justamente porque su cuerpo le obligaba a tomarse un descanso.
-¿Qué juegas?-Preguntó cerrando el libro, sin olvidarse de colocar el marcapaginas antes.
-No sé, lo instale porque no sabía que otra cosa descargar-Explicó mientras movía su dedo de lado a lado, direccionando al personaje-Simplemente se trata de esquivar objetos, recolectar monedas y ganar puntos-Rápido lo pausó y la miró-¿Quieres intentar?
-Bueno-Aceptó, tomando con cuidado el dispositivo entre sus manos-¿Solo hay que moverlo de un lado al otro?
-Ajá-Contestó sacando el snack que le habían regalado.
Al primer bocado entendió la razón de su precio, valía cada centavo.
-¿No quieres probar?
-No... No me... gusta...-Respondió de a partes, concentrada en lo que hacía.
Le parecía entretenido el juego, pero su mayor motivación era no perder el puntaje en el que Kenma lo había dejado cuando se lo dio.
Una sonrisa estaba dibujada en él mientras la veía fruncir el ceño y abrir un poco la boca.
¿Sumaba en algo las expresiones faciales? No, pero parecía que si Kazumi no las hacía no estaba otorgando su completa atención a lo que hacía.
Al cabo de unos minutos la rubia finalmente perdió, dejando salir un grito de frustración y al instante recordó las miles de noches que regaño a Akihiro por realizar la misma acción.
-Oh, acabo de entender a mi hermano. Luego tendré que pedirle perdón-Pensó en voz alta, haciendo reír a Kenma.
Sintió una vibración en su bolsillo, por lo que Kazumi sacó su celular y revisó el motivo de que sonara.
-Ya da miedo que pase tan seguido-Balbuceo al ver que su hermano le había mandando mensaje-¿Sueles jugar con Akihiro online?
-A veces ¿Por qué?
-Te invitó a venir a casa a jugar, dijo que no le contestabas los mensajes y que por eso me pidió que te diga.
-Ah, ese era el número desconocido-Comentó, siendo él ahora quien hiciera reír a ella.
