CAPÍTULO 18

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Brexley Monroe

Mire fijamente a Adriel mientras el intentaba no reírse por lo que había sucedido, intente quitarme una vez la mancha de café de mi blusa pero fue inútil. Resople fastidiada y me levante del asiento, escuche los pasos de Adriel detrás de mí, pero aun así no me detuve. Entre en el pequeño y lujoso baño, que tenía el avión privado de los Keller.

Hace más de una hora habíamos abordado el avión, y lo único que quería hacer era dormir. Pero claro está que ninguno de los hermanos y la novia de uno de ellos hacia lo quería, Sofía, la novia de Aleissandro era una muy buena chica. Su cabello rubio, sus ojos grises y carisma te podían enamorar en menos de cinco segundos.

Segundos después entró Adriel en el baño, nuestras miradas se encontraron a través del espejo y sólo quería estamparle el papel que tenía en la mano, en su rostro. Esbozo media sonrisa cuando observó la mancha en la camisa, —que era de Alex— no había disminuido.

Maldito idiota, por su culpa se me había caído parte del café encima de la camisa. Por suerte no quemo mi piel, pero claramente si en sucio mi camisa.

—Creo que deberías, quitártela. —murmuró divertido.

Cerré mis ojos con fuerza, me sujete del lavamanos y Respire hondo. —¿Y quedarme desnuda delante de ti? —Pregunté cruzándome de brazos —Ni loca, cariño.

Él sonrió y me entrego un suéter de color vino, muy lindo a decir verdad. Me voltee y mire con recelo la prenda de vestir, a leguas se notaba que era de chico ya que era muy grande y realmente no tenía ningún inconveniente con que así fuera.

―Tómala, la puedes usar hasta que lleguemos. ―comento dando un paso hacia mí

Lo mire con desconfianza antes de tomar, la prenda y darle un ligero empujón, su cercanía a veces provocaba cosas en mi cuerpo que no debería suceder. El apoyo su peso contra el umbral de la puerta observándome con interés. Alce mis cejas y me cruce de brazos.

―Ya te puedes ir, gracias por el suéter. ―dije sin querer sonar mal agradecida

Estaba mal de la cabeza si pensaba que realmente me iba a quitar la camisa enfrene de él y su mirada...

El resoplo y se dio media vuelta. Me quede en blanco durante unos minutos sin comprender muy bien.

Luego de algunos segundos en los cuales me dedico en observar su espalada, me saco la camisa. Me volteo y observo la mancha de color rojo que hay en mi pecho, no me duele pero si puedo sentir un poco de ardor.

―¿Ya estas...?

—¡No! ¡Idiota! —grite tapando mis pecho con el suéter.

El bajo su mirada por unos segundos antes de mirar mis ojos.

—Sal del baño, Adriel

El puso sus ojos en blanco y se cruzó de brazos. —Ni que tuvieras mucho que pueda ver.

—Solo sal, lo poco que tengo no quiero que lo vean tus ojos. —dije.

El alzó sus manos y me miró por última vez antes de salir del baño. Resople frustrada, tomé un poco de papel y lo moje para pasarlo por el área que se empezaba a tornar rojiza.

Ya luego cuando lleguemos a la ciudad me compró una de esas cremitas para este tipo de quemaduras. Antes de colocarme el suéter lo observó detenidamente un momento.

El suéter es sencillo, sólo tiene el nombre de Los Ángeles, California y ya. Lo que no pude dejar pasar por alto era el olor que emanaba este, era una mezcla con olor a lavanda y el perfume de Adriel. Sin saber el porqué muy bien de mi accionar, lleve el suéter a mi nariz, aspirando el olor.

Inefable [COMPLETA ✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora