Adriel Keller
Tantee el lado contrario de la cama, exactamente, el lugar en el que dormía Brexley. Fruncí mi ceño, al percatarme de que no había nadie, abrí mis ojos lentamente y...
―Brex, ¿Dónde estás?-pregunte sentándome en la cama
Eran apenas las nueve de la mañana, dudaba realmente que esa dormilona lograra despertarse a las nueve. Me levante de la cama y camine hasta el baño, no se escuchaba el grifo abierto, o su vocecilla cantando a todo pulmón alguna canción rara. Como solía hacerlo desde que llegamos a la casa.
Toque la puerta tres veces seguida y no tenía algún resultado, mi mente empezó a repasar cada uno de los momentos anteriores, y ella tenía dolor de cabeza. ¿Podía haberle pasado algo?
Tome el pomo de la puerta y no había nadie, el baño estaba solo no había rastro de ella en ningún lugar. Camine hacia el armario, seguramente está ahí. Pero no, no era así, no estaba ahí
Me extraño ver todas mis camisas en su lugar, ya que ella siempre solía tomar una de mis camisas. Salí de la habitación y baje las escaleras de dos en dos preocupado. Camine hasta la cocina en la cual se escuchaban algunas voces y risas
―¿Y Brexley?―pregunte ojeando la cocina y en ningún lado estaba mi pelinegra
Sofía limpio sus mano, y me observo confundida.
―Ella no ha bajado, pensamos que estaba contigo. ―murmuro mirándome fijamente
Pase una de mis manos por mi rostro frustrado, ignore las malas miradas que me estaba dando Adrián y subí las escaleras nuevamente. Entre nuevamente en la habitación y busque mi celular, no había visto su mochila y tampoco sus perfumes al igual que su muy escaso maquillaje.
Marque su número una y otra vez y me seguía mandando a buzón.
―¡Sofía!
Sabía que en este poco tiempo, que llevaba hablando con Brexley se habían llevado muy bien. Por lo que sí, estaba enojada conmigo, Sofía podría hablar con ella.
La susodicha no tardó mucho en llegar a la habitación con su celular en mano. Observo hacia todos lados buscando con la mirada, el mismo objetivo que yo.
―¿Dónde está?―pregunto enseguida acercándose a mi
Me senté en la cama y tome mi rostro entre mis manos. ―No lo sé, ella y sus cosas simplemente desaparecieron de un momento a otro y...
―¿La llamaste?―pregunto cortándome
―Claro que lo hice, pero no me respondió.
Al parecer cayó en cuenta para que la necesitaba ya que se sentó a mi lado y busco su número entre sus contactos. Marco su número y solo hizo falta un cuarto tono para que respondiera.
Sofía me hizo gesto con la mano para que guardara silencio, coloco la llamada en altavoz antes de hablar.
―Brex, ¿bajas a comer?―pregunto sonando normal
―No, sobre eso, tuve que irme.
―¿Irte para dónde?―pregunto Sofía
―Sofía, me fui de la casa.
Nos quedamos en silencio mientras escuchábamos movimientos al otro lado de la línea.
―¿Sucedió algo?
―La madre de mi mama, acaba de morir. Mama me llamo anoche y me pidió que fuera a darle un último adiós a la abuela.
Caí en cuenta que su actitud anoche no fue la mejor, pero asumí que era por lo del dolor de cabeza. Ahora todo cobraba sentido.
―Oh, está bien, lo siento tanto ―murmuro Sofía apenada
―No importa, adiós.
Colgó.
Sofía me miro antes de colocarse de pie. ―Vez, no huyo de ti.
Hice una mueca antes de que se fuera. Observe la habitación y no se sentía igual, no sentía la risa de Brexley, o su buen humor.
No la sentía a ella, y solo se había ido hace menos de cuatro horas.
〖❃ - ❃ - ❃ - ❃〗
Brexley Monroe
Había huido como una cobarde de la casa, no quería simplemente tener que fingir que todo estaba bien entre todos. Y que no había escuchado la conversación de anoche, no sé si la decisión que tome fue una de las mejores pero no quería mantener contacto con alguno de ellos, por el momento.
Quería pensar, quería jugar también su juego. Pero, a mi estilo, a mi manera, no jugaría sucio no lo haría igual que él. No tendría por qué ilusionarlo, solo usarlo y desecharlo así como pensaba hacerlo el.
Yo, fui muy ingenua, otra vez, y heme aquí. Sentada en una sala de espera, esperando a que Damián surja y me venda a buscar
Hubiera sido más fácil pedir un taxi, pero no tenía dinero. Ni siquiera había desayunado, lo mucho que pude agarras fu una caja de cereal y dos yogures personales para matar el hambre por el camino.
―Por fin llegas. ―murmure entregándole el bolso
―¿Estas bien?―pregunto luego de haberme abrazado
Asentí con la cabeza sin querer hablar mucho.
―Solo tengo sueño
―Raro seria que no lo tuvieras. ―comento bromista
Reí un poco antes de empezar a caminar a su lado.
No había nada que tuviera que hablar nuevamente con los Keller, solo por educación los saludaría y ya. Y no sería hipocresía ―bueno en parte si―, seria educación. Porque si es por mi paso por su lado indiferente como una niña inmadura.
Como la niña inmadura que soy.
〖❃ - ❃ - ❃ - ❃〗
El trayecto a casa fue silencioso, mucho. Tanto así, que Damián se puso a parlotear de sus problemas amorosos con Abigail, lo único que así era asentir y mandarlo a comer mierda porque ya me estaba empezando a cansar de sus problemas.
Baje del auto dando un portazo seguida de Damián, que seguía teniendo mi mochila. Arrastre mis pies por el pequeño camino de piedras que había hasta llegar a la puerta. Damián saco sus llaves y la abrió, el olor a lasaña me abarco y quise tener las ganas de comer, como para tragar con una ballena todo lo que mi mama había hecho pero no tenía ganas ni hambre de nada.
No debería dejar que esto me afecte, pero si lo hace. Porque era un jodido bonito de ojos claros y cabello oscuro.
―¡Llegamos!―grito Damián dejando las llaves en la mesita
Por desgracia
Camine a su lado mientras nos acercábamos a la cocina, Damián lanzo mi bolso en uno de los muebles.
―Tu hija parece una muerta viviente ―dijo Damián divertido cuando entramos en la cocina.
Mi mama me miro y se rio. Rodé mis ojos y me senté en el taburete de mala gana.
―¿Quieres hablar?―pregunto luego de haberse quedado en silencio observándome
Mis ojos se cristalizaron a medida que ella se acercaba a mi.
―Lo necesito.
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Inefable [COMPLETA ✔️]
De TodoLo inflable, es aquello que no podemos describir con palabras ya que lo maravilloso de este no los impide. Ellos eran eso, algo inefable que pocos entendían pero que ellos sabían a la perfección lo que son, lo que éramos No confíes en lo que lees, n...