Capítulo 32

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ADRIEL 

Mis ojos escanearon todo el tocador en busca de los ganchitos que me había mandando a buscar Mica, pensé encontrarme con un desastre de maquillaje, miles de brochas y perfumes caros. Pero no encontré nada de eso.

Era sencillo, habían fotos de ella y un chico que por lo que supongo es su hermano ya que comparten ciertas similitudes. Mis ojos se abren ligeramente al observar a una muy pequeña Mica con los ojos... mierda ella enserio...

Mi boca se cerró ante lo que veía, deje de observar la imagen y rebusque entre los cajones para encontrar los famosos ganchitos. Dijo que eran pequeños y de color negro... busco en la segunda gambeta del lado izquierdo y doy con un pequeño parque en el cual se pueden observar lo que me mando a buscar.

No sabía muy bien, porque mi preocupación por ella. Cuando la podía dejar en casa sola y que se muriera sin obtener mi ayuda, pero... no quería que eso sucediera había algo que detenía mis instintos malignos contra ella.

Corrí fuera de la habitación de Mica y me plante nuevamente en la puerta del baño. Llevaba veinte minutos encerrada en el baño, podía escuchar las arcadas y leves sollozos por su parte. Cuando la vi... Dios no sabía porque me sentí tan mal, al observarla sin la energía que la caracteriza.

Sin una sonrisa en sus labios y con la mirada iluminada. Ella había hecho algo conmigo y no sabía que era pero me gustaba sentirme así, aunque a veces tenía esa necesidad de tenerla cerca. Apreciar su sonrisa, oír sus comentarios sarcásticos y ver sus mejillas sonrojadas.

No me gustaba la parte en la que ella se enteró del juego, no me vino nada bien... pero desde hace muy pocos días me he dado cuenta de algo, que realmente no sé si me beneficia o simplemente me coloca en el limbo. Sin saber qué rumbo tomar, en qué dirección caminar, si tensar más la cuerda para no caer o dejar que haga lo que quiera y dejarme caer como cual idiota.

Toque una u otra vez la puerta. Pero no recibía ninguna respuesta, me estaba empezando a preocupar. No había comido nada, luego de irnos ni siquiera nos acompañó hasta la puerta.

Solo dijo; ah, y cuando se vayan cierren la puerta con seguro y apaguen las luces porque ustedes no pagan luz y yo tampoco. Aquel comentario y con la frescura que lo hice me dejó sorprendido.

Esta chica cada vez me sorprendía más a medida que iba pasando tiempo con ella.

La paciencia en mi organismo se empezaba a agotar, arremetía contra la puerta una y otra vez, pero no escuchaba nada por parte de Micaela. Me estaba empezando a desesperar, y lo único que pensaba era...

Situé lo que tenía en la mano ― no sabía cómo se llamaba―, en la cerradura de la puerta. No sabía mucho de esto, pero había visto varias veces como Adrián, me tomo varios minutos lograr escuchar el "clic" para poder entrar en el baño.

Al abrir la puerta el olor a vómito y...algo más que no supe descifrar me abarco, haciendo que una mueca de desagrado se plantara en mi rostro. El baño no era muy grande, portaba de un gran espejo, el lavamanos y...

―Mierda...―corrí en su dirección y la tome, la cargue y camine con ella en mis brazos fuera del baño.

Su piel estaba demasiado caliente, sus labios estaban ligeramente abiertos, mientras respiraba con dificultad. Baje las escaleras observando su rostro, sus ojos estaban cerrados, lo único que quería es poder llevarla al hospital y saber qué fue lo que sucedió.

Porque el estrés dudo mucho que haya causado tanto en su cuerpo.

Al terminar de bajar las escaleras, me detengo en seco al ver a una señora de ¿cuarenta? O menos años de edad, a punto de subir las escaleras. Su mirada va de mi hacia su hija, sus ojos se cristalizan y no se en que momentos la señora logra arrebatarme a mica de los brazos observando a su hija.

Su cabello castaño y sus ojos color miel, me observan furiosos y...

―¿Qué le has hecho a mi hija?―pregunto

Me extraño bastante que me hablara en inglés, pero aquello lo ignore, mi prioridad era Mica y que llegara a un hospital.

―Nada, señora Monroe yo...

―¿Quién eres?

―Adriel Keller

Ella me miro antes de centrarse en su hija.―Tenemos que llevarla a un...

―No.

Mis ojos se abrieron como platos e intente tomar el cuerpo inconsciente de mica, del mueble. Todo estaba pasando tan rápido, que no sabía si era por la adrenalina del momento o porque realmente estaba asustado

―Yo sé, como cuidar a mi hija, ya te puedes retirar.

Negué rápido, no me iba a ir sin saber si ella estaría bien. No quería irme de su lado por el momento, solo quería ver que ella estuviera bien y ya.

La señora al darse cuenta de que realmente no me movería de mi lugar, me tomo del brazo y me condujo con mucha amabilidad y tranquilidad que realmente dudaría que hubiera visto a su hija, media muerta.

Se detuvo al estar enfrente de la puerta e hizo que la mirara.

―Ella estará bien, gracias por cuidarla. Cuando despierte le diré que te hable. ―antes de que pudiera responder

Ella abrió la puerta y me empujo literalmente, fuera de su casa. Me miro por última vez antes de cerrar la puerta.

Me quedé atónito en mi lugar por varios segundos en los cuales, me mantuve en un estado de shock sin entender nada.

Inefable [COMPLETA ✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora