CAPÍTULO 26

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Desconocida

Seis años antes

Italia, Florencia

Mis pies iban y venia, mientras observaba como peinaba su larga y hermosa cabellera; nuestras miradas se encontraron a través del espejo, su mirada era intimidante y penetrante, sus ojos eran de un azul intenso igual al de mi madre. Su cabello negro como la noche, estaba atado en una perfecta trenza inglesa de esa que le gustaba que mama le hiciera, ya que hacia resaltar su rostro, sobre todo el mar que tiene en los ojos.

Me había negado rotundamente a que saliera con ese chico, pero mis suplicas no sirvieron de nada cuando mama y papa le dieron su permiso. Ese chico me caí mal, la trataba como si no valiera, no le prestaba atención y siempre miraba a otras chicas aun teniéndola enfrente de él. No entendía muy bien porque ella soportaba eso, cuando merecía a alguien mejor y que si la valorara.

Sus ojos me miraron con pesar, sabía que esta idea no me gustaba. Su novio; bebía, fumaba y hasta se drogaba enfrente de nosotras, sin importarle el hecho de que una menor de edad estaba presente. Desvié mi mirada y me concentre en apreciar como el sol se estaba empezando a ocultar.

Yo no debía ir, no me gustaba, odiaba el simple hecho de pronunciar su nombre o que mi madre lo catalogara como la mejor persona del mundo cuando no era así. Mi madre decía que antes de juzgar a una persona hay que conocerla y tratar de entender el o los motivos de su manera de ser. Pero con él era suficiente entrar en su casa, hablar con su madre y observar a su padre para entender todo lo que sucedía en su entorno.

Me daba gracia el hecho de que siempre me subestimaba, diciendo que con solo once años no entendería que era lo que hacía, o sucedía enfrente de mí. Tomo mi rostro entre sus manos e hizo que la mirara.

―Sé que no te agrada pero debes...

―¿aprender a soportar al estúpido que tienes de novio?―pregunte en medio de un bufido

Ella me soltó de golpe y me miro como si no creyera lo que había dicho.―Cuida tus palabras...―escupió mi nombre como si este le diera asco

Sentía pena por ella, porque realmente no se daba cuenta de que era algo más, era una chica extraordinaria que merecía más de lo que daba. Lástima, si le gusta la basura pues que la goce porque lo mejor que puedes hacer es dejar la basura donde va.

Una sonrisa se plasmó en mi rostro, se alejó de mi hasta que su espalda choco contra el espejo de cuerpo entero que teníamos en nuestra habitación. -¿Te duele lo que te digo hermana?―pregunte acercándome―¿Te duele saber que te digo la verdad sin necesidad de quitarte la ropa?, porque si es así, siempre te la diré. Sin necesidad de pegarte contra una mesa y...―su mano impacto contra mi mejilla haciendo que me callara de golpe

Aun podía sentir su mano contra mi mejilla, seguía estupefacta ella nunca me había pegado. Siempre me gritaba pero, nunca me había llegado a golpear.

Nunca digas nunca, gran lección que, desde ahora tomare en cuenta.

Sonreí, sus ojos estaban llenos de lágrimas que acumulaba por no soltar y dejar que todo a su alrededor se destruya, haciendo que caiga de picada. Y sin duda alguna que vuelva a recibir la verdad por mi parte, la sinceridad es lo que mantiene una relación estable, y él le oculta tantas cosas como ella a él.

Esto ni siquiera se podía catalogar como una relación, porque ella misma coloco la etiqueta de novios cunado él ni siquiera quería llegar a ser eso con ella. Perdió tanto sin darse cuenta, culpaba a todos de lo que le sucedía sin saber que sus malas decisiones y las personas que estaban a su entorno eran las culpables que este donde este.

―¡Cuida tu maldito vocabulario!―vocifero enojada dejando que las lágrimas hicieran su recorrido.

―¡Mírate Jessica, hazlo!―grite de la misma forma señalándola ―¡Hazlo para que veas en lo que te has convertido, por querer ser algo que estas a años luz de ser!

Ella negó.―¡Soy lo que soy, porque quiero, no porque los demás me digan lo que debo hacer!

―¡Oh vamos,―murmure incrédula, sus ojos destellaban enojo.―Si él te dice que te pongas un vestido que te deja desnuda ante todo el mundo, vas y lo compras!. ¿Por qué?, ¡porque crees que vistiéndote como lo hacen el resto de chicas de sus amigos, encajaras y podrás dejar de ser Jessica la chica sin dignidad que se deja humillar ante su novio, dejando que mire, hable y coquetee con potras chicas. Sin importarle que le den su puesto como su novia y mujer!

Ella apretó su mandíbula.―Si me da mi lugar, él me quiere y nada mala me sucederá si estoy con él y con sus amigos. Y si él quiere mirar a otras chicas, es porque yo se lo permito.

Sonreí.―Desearas nunca haberlo conocido.―camine en su dirección y me plante a escasos centímetros de ella.―Ah, y sécate las lágrimas, vuelve a maquillarte y sonríe. No vaya a ser que a tu novio le dé algo si te ve como un espanta pájaro.

Me aleje de ella y empecé a caminar hacia la puerta, necesitaba escapar de sus malas miradas y ahora de sus palabras hirientes

―Eres una maldita hija de perra.―gruño entre diente

Medí media vuelta y apoye mi brazo en la puerta y la mire con una sonrisa en mis labios.―Nunca dije que no lo fuera, tendré once años pero tengo mucha más inteligencia, orgullo y dignidad que tú, que tienes dieciséis años. ―mire el suelo antes de volver a posar mi mirada en ella―Te espero abajo, hermanita.

Inefable [COMPLETA ✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora