CAPÍTULO 40

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Doce años antes.

Stockbridge, Massachusetts

Desconocida

Los sentimientos, la culpa, la empatía y el dolor. Es lo que crea y siente un ser humano al percibir el mundo por primera vez, pero, a veces no todos solemos percibir los mismos sentimientos.

Hay detalles en la vida y en nuestro día a día, que sin querer, marcar nuestro destino en un futuro. Los sentimientos y emociones, es lo que mueve el mundo. Pero, siempre existen esas personas. Que a pesar de reencarnar de la misma manera que el resto del ser humano, crece con cosas y emociones que pocos llegan a tener.

Las emociones eran escasas en la vida que llevábamos, siempre nos decían que sentir y que no. Muchas de las veces, nos ayudaban a engañar el cerebro humano, la psicología barata de los doctores, y los supuestos medicamentos que sólo nos hacían bien.

No estábamos enfermos, teníamos una naturaleza tan distinta que las cosas que hacíamos ante los ojos del resto estaba mal, las cosas buenas que para ellos eran malas, eran tan comunes entre nosotros que no nos asustaba os ante lo que hacíamos o veíamos.

Mire una vez más mi celular, desplazando mi dedo por la pantalla táctil y... fruncí mi ceño, y me levante de golpe al escuchar un ruido. La luz que emitía la pequeña lámpara que había al lado de mi cama, se apagó. Haciendo que caminara rápidamente hacia la ventana. Al observar a través de ella, me sorprendió mucho el hecho de que había dos camionetas blindadas.

Me coloque lo más rápido posible un pantalón junto a un suéter, antes de calzarme los primeros zapatos que tantee en l oscuridad, tomé mi celular y abrí la puerta con cuidado de que esta no emitiera algún ruido.

Gire mi rostro y observe los lados del pasillo, no había nadie y, al parecer no fue la única en notar el ruido. Mamá salía en pantalón negro junto a una chaqueta de cuero, al igual que mis padres y el resto de mis hermanos.

—¿Y Dánae? — pregunto mamá en un susurró.

Creamos un círculo en el cual, lo único que alumbraba era la linterna que papá tenía en las manos.

—¿No durmió con ustedes? — pregunté con él ceño fruncido.

La mirada azulada de mi madre, me miró, y entendí, inmediatamente que mi hermana no había dormido con ellos como me había dicho antes de que saliera de mi habitación.

—No lo hizo — aseguró mi padre

Tome una bocanada de aire antes de hablar.

—Bien, Dánae sabe muy bien los planes que solemos hacer para estos casos —explique mirando a mis padres —, así que debe estar abajo o en la cámara de seguridad.

—¿Quiénes son? — pregunto mi hermana

—No lo sabemos —expuso mamá —, pero no creemos que sean los del FBI ya que ellos pudieron haber burlado nuestra seguridad así que...

—Probablemente sean otras personas. —concluyó uno de mis hermanos por mi madre.

—Exacto, así que lo mejor que podemos hacer es investigar primero quienes son y si estamos en peligro. —dijo papá mirándonos a cada uno.

Todos asentimos entendiendo lo dicho por su parte, nos miramos una última vez antes de romper el círculo e ir hacia nuestras habitaciones. Me quedé observando en el umbral, como mis padres bajaban lentamente las escaleras en la posible busca de Dánae.

Nosotros no solemos ser personas pasivos, pero, tampoco somos del grupo violento. Somos ese pequeño porcentaje, que sabe cuidar su espalda mientras el resto tiene que cuidar de sí mismos dependiendo de su dinero.

Nosotros no hacíamos eso, si queríamos seguridad podíamos obtenerla de la manera que mejor queramos, el dinero no era una opción en nuestro plan de juego. Podíamos poseer demasiado dinero, pero, este solo nos ayudaba con lo necesario.

Al perder de vista a mis padres, entre en mi habitación y cerré la puerta detrás de mí. Al estar en la oscuridad la tarea de buscar la mochila que cada uno de nosotros teníamos en nuestras habitaciones, se me hacía un poco más difícil. Luego de algunos minutos de desespero logré hallar la mochila al fondo del compartimiento secreto, que había debajo de la costosa alfombra que decoraba el suelo.

Me coloque la mochila y abandone nuevamente la habitación, camine hasta la de mi hermana y...

—¡Dánae! — el grito de mi madre desesperada hace que mi hermana salga de la habitación y me mire por instantes antes de correr hacia las escaleras. Me quedé estática en mi lugar, un agudo dolor en el pecho me impedía caminar. Escuchaba gritos y algunos insultos e inclusive puede escuchar tres disparos, y lo único que puede hacer fue volver a mi habitación y entrar en el compartimiento secreto que tenía en el armario que nos dirija hacia la cámara secreta de la casa. 

Inefable [COMPLETA ✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora