Brexley Monroe
La frase floto entre el ambiente y solo quería que fuera una estúpida broma. ¡Yo jamás volvería con él!, y si lo llegase a pensar -cosa que no pasara - Leah me mataría y Luna me tiraría un balde entero con miel en la cabeza y...
Ladeo mi cabeza y niego. —¿Pero qué dices? —pregunté pasmada.
Aún mi cerebro no captaba las indirectas —muy directas —, que le doy, al parecer lo que dijo el imbécil de Brent nos dejó en cortocircuito
El intento nuevamente acercarse y está vez si retrocedí, mi cabeza daba vueltas y los recuerdos iban llegando como destellos que sólo hacían que quisiera ahorcarme con el papel higiénico.
—Vamos, baby... —lo mire mal. El rodó sus ojos y se corrigió. —Bri...
—Tampoco, soy Brexley para ti. Bri para los amigos. —aclare.
El suspiro frustrado y asintió comprendiendo que no dejaría que se vuelva a colar en mi mente. —No es mala idea... Brexley, tenemos química y...
Reí sin una pizca de gracia. —¡No me jodas Brent!, desde hace miles de años que tú y yo dejamos de tener química.—comenté.
—Pero, podríamos intentarlo nuevamente y...
—¿Crees que dejaré que me vuelvas a decorar la cabeza peor que los renos de Santa Claus? —pregunté cruzándome de brazos.
—Eso solo fue un error, un desliz como dices tú.
Baje mi cabeza suspirando fuertemente. Brent es una persona terca, que siempre creerá que su palabra es la única que tiene razón, nada me llevara pelear con él. Solo armare un show, que, sin duda alguna no quiero hacer.
—Un desliz...—susurre apretando mis labios.
—Solo eso.
—¿Crees que puedes utilizar mis palabras contra mí, Brent? —pregunté elevando mi rostro. —Estás hablando conmigo Brent, la misma que te dio todo cuando tus...
—Cállate —gruñó.
Alce mis manos y sonreí. —A tomar por culo, todo. Ni loca vuelvo a caer con la misma piedra. —no espere a que dijera algo más, solo me marche.
Menudo idiota, ¿Cómo piensa que quiero o deseo volver con él?, a veces la gente le falta un tornillo. Pero a él le falta la caja completa.
〖❃ - ❃ - ❃ - ❃〗
Mi pie sube y baja mientras observó a mi madre bailar. Raramente esta de muy buen humor, hoy llego temprano del trabajo por lo cual se puso a cocinar lo que más le gustaba y dentro de eso estaba el tomar vino rojo e intentar emborracharse y terminar como una adolescente, y bailar como nunca antes lo había hecho, bien.
Todo estaba a bien hasta que... coloco sus canciones raritas que sólo me hacían marearme y querer lanzarme del primer piso de la casa. Si un poco exagerado, todavía no le había dicho que saldría. Estaba esperando el momento perfecto.
Y cuando hablo de un momento perfecto, habló de cuando este lo suficientemente ebria como para que me deje ir.
Muevo mi cabeza a la vez que muevo la copa que contiene vino en mi mano. —Mamá te tengo que decir algo... —murmure.
Ella se giró y me observó con él ceño fruncido. —¿Todo bien?
Tape mi rostro con mis manos y asentí.
—Sí, solo que... ¿quería saber si me dejarías ir a la playa con unos amigos? —murmure sin sacar mi rostro de mis manos.
Casi nunca le pedía permiso a mi madre para salir. Ya que siempre le avisaba cuando ya estaba —literalmente —, en el lugar y sabía que no iba a venir solo para regañarme
—¿Por qué no te dejaría ir? —pregunto tomando mis manos.
La mire un momento, antes de esquivar su mirada. Centrándola en otra cosa que lo fuera su mirada. —No lo sé... sólo que creo que ya es hora de que vaya pidiendo permiso, en vez de llamarte cuando ya estoy en el lugar.
—Ay no, no lo hagas por favor. —suplico.
Fruncí el ceño sin entenderla —¿Hacer que?
—Eso —dijo señalándome con su copa. —, sigue escapándote Mica, sigue haciéndolo. Me gusta que quieras sentirte libre. Como también sé que debo estar enterada de cada una de las cosas que haces y cada paso que das. Pero, a veces siento que te puedo llegar a agobiar ¿vale? —explico, se detuvo un momento para darle un sorbo a su bebida—Confió en ti hija, y sé que no eres tan burra como para escaparte con personas que no conoces.
—¡A pues gracias por el cumplido! —farfulle divertida.
Mi madre rio y alzó su copa. —Sigue escapándote, o si no le quitaras lo divertido a esto de ser madre. —rodé mis ojos.
—Entonces ya puedo ir a arreglarme. —dije dando un brinco para bajarme del taburete.
¡Hasta eso, me quedaba grande!
—¿Cómo que te vas a arreglar a esta hora? —cuestionó mamá haciendo que me parara
Gire sobre mi eje y la observe. Pequeño detalle que me he saltado, le sonreí inocentemente y me acerque a ella a pasos lentos. —Mamita de mi corazoncito, sabes que te quiero mucho, ¿verdad? —pregunté.
No me gustaba su mirada, era de ese tipo cuando estaba a punto de dar un examen y no había estudiado así que me quedaba a mi suerte.
Ella entrecerró sus ojos en mi dirección. ―Responde mi pregunta, Brexley.―exigió
Suspire y me senté nuevamente en el taburete baja la incesante mirada de mi madre, resople fastidiada pasando mis manos por mi cabello. ―Mami, no iremos a la playa de Brooklyn.
Ella enarco una de sus cejas apoyándose en la isla. ―¿Ah no?―negué despacio ―¿Entonces?
―Iremos a South Beach.
No entendía muy bien, cuál era la necesidad de ir a otra ciudad nada más para ir a la playa, como también me parecía absurdo la idea de ir a Miami solo porqué sí. Brooklyn contaba con tres playas, y dos de ellas estaban relacionadas con parques de diversión. Por eso no entendía muy bien, Adriel no se tomó ni el más mínimo de los tiempos en decirme porque iríamos a Miami.
―Pero, acá también hay playas. ―comentó ella igual de confusa
―Sí, lo sé, pero supongo que en Florida hay mejor sol que acá ―comenté
Ella asintió y se alejó de mí. ―Conoces muy bien Florida, no te perderás. O eso espero y quiero que me mandes mensajes, por si a las moscas. ―comento y asentí―¿A qué hora viene a recogerte?
―Horita a las diez. ―comente con simpleza
Escuche como suspiraba fuertemente negando con la cabeza. ―¿Eres consciente de que son las nueve y cincuenta y siete?
―Sip.
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Inefable [COMPLETA ✔️]
AcakLo inflable, es aquello que no podemos describir con palabras ya que lo maravilloso de este no los impide. Ellos eran eso, algo inefable que pocos entendían pero que ellos sabían a la perfección lo que son, lo que éramos No confíes en lo que lees, n...