MARLICIA... la primera vez

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Cuando Martín se dirigía a la mansión Montiel para ser el chambelán de Alicia, JAMÁS imaginó que  ese día sería el último en que la vería,  por muchos años.

Tras quedar de acuerdo con ella para llegar en el momento justo del baile de la quinceañera, Martín se dirigió a la casa del joyero del pueblo. 

El anciano era muy amigo de su papá y le había pedido que hiciera una joya muy especial para regalarle a Alicia el día de sus 15 años. 

"Seguro le va a encantar", le dijo don Cristóbal, orgulloso de lo que había creado, con las señas que Martín le dio.

"Tiene que gustarle, es algo que llevará toda la vida", respondió Martín, con la prenda en la mano, guardada en una delicada cajita dorada.

Alicia será mi esposa

Martín iba por la ruta más corta que atravesaba un pequeño bosque, para llegar a tiempo a la mansión Montiel y colarse por una entrada secreta. Él conocía esa casa como la palma de su mano y sabía de cada rincón.

Cuando daba la vuelta a una cueva, un grupo de adolescentes, encabezados por Sergio Jr, se le atravesaron en el camino.

-A dónde vas tan elegante?, le preguntó Sergio, en tono de burla.

-No te  metas conmigo Sergio que sabes que vas a perder, respondió él, poniéndose en guardia, porque lo habían rodeado los cinco amiguitos de su oponente.

Claro, si no vienes solo, debes estar acompañado y en cambote para enfrentarte a mí, porque solo no pues, se burló. 

A una señal de Sergio, los adolescentes atacaron a Martín, lo agarraron entre cuatro para que este lo golpeara.

Luego, todos se les fueron encima a Martín y antes de dejarlo inconsciente, Sergio le dijo: "olvídate de Alicia, Ella será mi esposa. 

Tras el baile obligado con Sergio, el humor de Alicia cambió mucho. Apenas si podía disimular  su enojo, pero más que eso, su tristeza.

Durante el baile, Sergio le ratificó que sus padres habían decidido que ellos se casarían, en lo que ella terminara la preparatoria. 

-Te vas a olvidar de Martín. ¿Cómo puedes estar con él, si yo te he querido toda la vida, te he hecho regalos caros y soy mejor que él en todo?, dijo Sergio, con aires de superioridad.

-No le llegas a los talones a Martín y jamás me casaré contigo, ni muerta, respondió ella y luego le dio un pisotón que hizo que Sergio pegara un pequeño grito de dolor que hizo que todos voltearan a verlos.  

Alicia apenas pudo bailar con su papá y quedarse en la fiesta un rato. Como luego del baile nadie ponía atención, sino a la música, ella aprovechó para irse a su habitación.

-Yayita, por favor, si preguntan por mí, diles que tomé demás y que me acosté. No quiero saber de nadie.  

-Mi niña, no te pongas así. Seguro Martín tiene una explicación para haberte dejado plantada. 

¿-Qué puede ser Yaya? ¿Y si le ocurrió algo? Tengo un mal presentimiento.

Yaya la dejó tranquila, salió del cuarto y apagó la luz. Alicia estaba bañada en llanto. No podía creer que el día que sería el más feliz de su vida, se había convertido en el más triste.

El amor

Cuando se estaba quedando dormida, Alicia sintió un ruido en el balcón. Se levantó, se asomó y lo que vio algo le hizo pegar un brinco.

Era Martín que había trepado por las enredaderas y estaba en el balcón, pero con la ropa desgarrada y manaba sangre de su boca y una ceja.

-Martín, qué te hicieron, ¿qué te pasó? Preguntó Alicia, en susurros.

La AusenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora