Fabián cerró la puerta detrás de sí y desapareció.
-Esta es la última vez que me echas de tu casa. Espero que no te arrepientas, porque si lo haces, ya no estaré allí otra vez para volver.
Me cansé, Alicia. Te amo y te amé siempre, desde que comenzamos esto, hace cinco años, pero ya no lo soporto más.
-Yo nunca te prometí nada, dijo Alicia.
Siempre estuviste consciente de que lo que sentía por ti era cariño y, si atracción física. Pero, nunca amor y siempre te lo dije.
Alicia recordaba esta pequeña conversación, mirando fijamente la puerta que Fabián acababa de cerrar y pensó que, posiblemente, esta sería la última vez que lo vería.
Esa noche, 7 de octubre del 2022, había tenido uno de los peores episodios de sus pesadillas. Y era porque era la víspera de su cumpleaños número 40. Pero, también porque dos semanas antes, recibió una noticia que la dejó pasmada:
"Licenciada Alicia Montiel, presente:
Por medio del presente comunicado, le hacemos saber que ha sido designada como jefa del Ministerio Público en el estado de Guerrero, con sede en la ciudad de Acapulco, debido a su impecable trayectoria como abogada y defensora de la justicia. Luego de los trámites correspondientes, en un lapso de dos semanas, usted debe tomar posición de su cargo"....
Esta era parte de la notificación que había recibido justo 15 días atrás y esa fecha se cumplía, precisamente, el 8 de octubre del 2022.
Este nombramiento significada que debía regresar a su lugar de nacimiento, pero, sobre todo, debía regresar al lugar donde en una época muy lejana fue muy feliz, pero, donde vivió el infierno que la convirtió en la persona fría e incapaz de amar que es ahora.
No obstante, lo que le pasó 25 años atrás, también la convirtió en "la mujer de acero". Ese apodo que se ganó a pulso en los tribunales, en Ciudad de México, donde era una de las abogadas penalistas más reconocidas de su generación, donde nunca había perdido un caso contra asesinos, feminicidas, secuestradores y, sobre todo, secuestradores de niños.
Por eso, la habían designado jefa del Ministerio Público en Guerrero. Y lo hicieron porque es originaria de esa región de México. Solo que sus jefes jamás supieron por todo lo que tuvo que pasar para ser la mujer que es en el presente.
1998
-Mi niña, come, por favor, te vas a morir ni sigues así. Por favor, dime algo, decía Yaya, angustiada.
Alicia llevaba dos semanas sin hablar y casi sin probar bocado.
Quince días antes, la nana la encontró gritando por la desaparición de sus hijos.
-Mis niños, donde están mis niños, gritaba Alicia, desesperada, rasgando su ropa de dormir y tirando de sus cabellos. La tuvieron que agarrar entre ella, la ayudante y dos de los vigilantes de don Gonzalo, para poder calmarla.
Luego, cayó en un estado de postración y se quedó muda y casi no quería moverse.
Yaya, tras recuperarse de la droga que los hombres que se robaron a los niños le habían dado, y después de asegurarse de que Alicia estaba dormida, se hizo llevar a la casa de don Gonzalo.
-Patrón, se llevaron a los niños, tenemos que llamar a la policía, gritaba la nana, desesperada.
Esas criaturitas recién nacidas necesitan a su madre, por favor patrón haga algo, rogaba.
-NO ME IMPORTA LO QUE HAYA PASADO CON ESOS BASTARDOS, respondió Gonzalo Montiel, con una voz tan dura que Yaya sintió que se le congeló la sangre.
Desde que esa (Alicia), me traicionó y se revolcó con ese infeliz de Martín Guerra, dejó de ser mi hija. Es más, está muerta para mí y para todos en esta casa. Y si no me haces caso, no vas a vivir para contarlo.
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La Ausencia
General FictionUna historia llena de intriga y amor que unió a Martín y Alicia para toda la vida