Martín estaba frente a su ordenador, en su Oficina ubicada en el último piso de un elegante edificio en Dubai.
Cada vez que en la noche le asaltaban sus pesadillas, se le iba el sueño por completo y prefería ir a su Oficina. Su trabajo era un refugio para él.
Ni siquiera el abrazo de su mujer, Julieta, lograban sacarle del corazón la sensación de abandono que tenía tras despertar de ese terrible sueño.
1997
La noche cuando los hombres de Gonzalo Montiel decidieron acabar con Martín no se percataron de tres cosas.
Estaba vivo, había marea alta y que un testigo lo había presenciado todo.
Luego de la golpiza que esos hombres le dieron, le dispararon y lo lanzaron al acantilado, pero la marea alta impidió que su cuerpo se estrellara contra las rocas.
Por fortuna, cerca de allí vivía un viejo que en sus tiempos de juventud fue capitán de barcos petroleros.
Humberto Rentería, el diablo, era padrino de Martín y vivía solo desde que su esposa e hijo fallecieron. Estaba jubilado y se había retirado a un casita cerca al mar.
Paseando como lo hacía todas las noches pudo fijarse en lo que hicieron los hombres de Montiel y vio como lanzaron el cuerpo.
Tras esperar a que los sujetos que fueran, el Diablo corrió hacia la playa, con la esperanza de encontrar vivo al pobre hombre que habían lanzado al mar.
Y así pasó. El cuerpo flotaba en el agua, el diablo agarró su bote y lo alcanzó. Era un hombre fuerte.
Cuando por fin pudo subir el cuerpo al bote, se dio cuenta de que era su ahijado.
"Qué te hicieron muchacho", dijo en voz alta, mientras comprobaba si tenía pulso.
En efecto, así era. Martín estaba vivo, pero muy débil.
Como pudo cargó al joven y lo llevó a su cabaña. Lo revisó y se percató de los dos balazos y la golpiza.
El diablo curó a Martín y le sacó las balas, con ayuda de una curandera amiga suya, quien prometió no comentar nada de lo ocurrido.
Pero el joven no estaba nada bien. Corría peligro porque había perdido mucha sangre. No quiso avisar a la tía de Martín porque algo le decía que fuese prudente y tampoco quería aumentar el dolor de la mujer por la muerte de Facundo.
El diablo recordó que meses atrás, su compadre Facundo le entregó un sobre con unos documentos.
"Si algo me pasa, dale este sobre a mi hijo. Solo él y tú pueden saber lo que contiene. Son los papeles que comprueban los negocios sucios de Gonzalo Montiel y Sergio Carranza que yo ayudé a consolidar por mi cobardía.
También están las escrituras de las tierras que rodean mi casa.
Descubrí que Montiel y Carranza me estafaron, aprovechándose de mi dolor por la muerte de Miranda. Pero no puedo hacer nada. Si ahora estás leyendo esto, seguro estoy muerto. Aleja a Martín de esta gente, sálvalo", le pedía.
Él y Facundo fueron los mejores amigos desde jóvenes pero nunca se llevó con Carranza y Montiel, además de que su profesión de marinero siempre lo mantenía lejos. Tras la muerte de su familia en aquel accidente, simplemente se alejó de todos y solo mantenía contacto con su ahijado y su compadre.
En la cabaña, Martín se debatía entre la vida y la muerte. Deliraba, llamando a Alicia y a su papá.
Pasaron semanas y por el lugar se regó el rumor de que Alicia Montiel había sufrido un accidente y murió.
ESTÁS LEYENDO
La Ausencia
General FictionUna historia llena de intriga y amor que unió a Martín y Alicia para toda la vida