SERGIO CARRANZA Jr.

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Don Gonzalo le ordenó a Sergio Carranza Jr "ocuparse de ese Martin Guerra", una vez que se enteró de que no estaba muerto como creyó durante 25 años.

Para Carranza, ese encargo llegaba tarde, él ya lo había pensado, desde el mismo momento en que lo volvió a ver en la fiesta en honor a Alicia.

No podía creer que en la misma noche iba a volver a ver a su antiguo rival y también al amor de su vida. 

Sergio Carranza "amaba" a Alicia, desde que recordaba. Pero su amor no era puro ni desinteresado. ERA ENFERMIZO.

Desde muy pequeño descubrió que no sentía afecto realmente por nada ni por nadie. Incluso, sus padres lo castigaron varias veces por matar animalitos inocentes, luego de torturarlos.

Por ello, nunca le compraron una mascota. Su mamá, sobre todo, siempre lo castigaba por su crueldad.

Mientras, Sergio Carranza, su padre, no lo castigaba por eso, sino porque se hacía comprar los animales para luego matarlos.

-Es un desperdicio de dinero, le decía.

Nunca, nadie se dio cuenta de que así se comportan un psicópata, desde sus primeros años.

Con el pasar del tiempo y a medida que Sergio y sus amigos crecían, él se fue obsesionando con Alicia. Para él era la niña más linda del mundo y desde que recordaba, su padre y su padrino, Don Gonzalo, le dijeron que "Alicia será tu esposa".

Un día, su padrino don Gonzalo, lo invitó a cazar en el bosque. Lo hizo porque siempre quiso un hijo y su esposa, Miranda, solo tuvo a Alicia y luego, desapareció.

El día de la cacería, Gonzalo descubrió en su ahijado su apetito por la sangre y la crueldad, cosa que ambos compartían.

Como muchos psicópatas a los largo de la historia, desde niños comienzan a matar animales y torturarlos, para luego experimentar con personas.

Y así comenzaron a hacer Sergio y su padrino Gonzalo, envueltos en un macabro secreto que ambos compartían.

Para cuando Alicia cumplió 15 años y Sergio tenía casi 18, entre ambos había matado y violado a varias jovencitas. Se "iban de cacería" por pueblos cercanos. 

Sus víctimas eran vagabundas o prostitutas por las que nadie preguntaría.

-Te dejo hacer lo que quieras, pero con mi hija no te vas a meter, porque te los corto y luego te mato, le dijo una vez don Gonzalo a Sergio, cuando el viejo encontró a su ahijado, agazapado, espiando a su hija, en el jardín de la mansión.

Sergio Jr., tras la supuesta muerte de Martín y Alicia, cometió por su cuenta, varios asesinatos en pueblos lejos de Guerrero, los cuales nunca fueron investigados.

Cinco años después, cuando ya él tenía 23, se dio cuenta de que Fedora, la mejor amiga de Alicia, estaba enamorada de él. 

Sergio nunca se fijó en ella, pero pensó que las apariencias eran buenas y tras estudiar derecho y despuntar como el sucesor político de su padre, se casó con ella, obviamente, sin amarla.

Desde el principio, Sergio Jr fue tremendamente cruel y despectivo con Fedora y lo fue mucho más cuando supo que su esposa no podía tener hijos. 

Sin embargo, a medida que pasaron los años y su carrera política despuntó, las apariencias y el amor enfermizo que Fedora sentía por él, hicieron que Carranza despreciara e ignorara a su esposa.

Fedora solo cumplía sus labores como primera dama del estado.

-Tú no eres nadie ni me sirves para nada. Únicamente te mantengo para aparentar que somos la pareja perfecta, le dijo muchas a veces a Fedora, cuando esta, se emborrachaba y le reclamaba.

Sergio Carranza comenzó a sentir, otra vez, "algo" por alguien, el día en que se fijó en la joven Alicia, la hija adoptiva de Maruja Guerra.

Él la vio por primera vez, un día que la jovencita pasó con Maruja por la Gobernación.

Se sorprendió al ver el parecido de la muchacha con su Alicia, y, aunque la jovencita era rubia y de ojos azules, para  Sergio, se convirtió en su nueva obsesión.

Por eso comenzó a seguirla y a hacerle insinuaciones, a pesar de que estaba casado. Hasta el día que no aguantó y la atacó, aprovechando que la joven había cortado camino para ir a su casa.

Carranza recordaba todo eso en su despacho, donde tenía la tablet con la galería de fotos desplegada.

Allí había fotografías de Martín "Schmidt", saliendo de las oficinas de Pemex, visitando a la joven Alicia en la escuela, con su hijo Marcus y también había varias de la noche en que fue a la casa de Alicia y se metió por la ventana.

Esa visita duró varias horas y mientras Sergio veía las fotos, apretaba el puño.

"NO ME LA VAS A VOLVER A QUITAR, ESTA VEZ NO, A NINGUNA DE LAS DOS. SI NO SON PARA Mí, NO SERÁN PARA TI TAMPOCO", pensaba, lleno de odio.



CONTINUARÁ









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