Después de pasar un buen rato con Jung en el puente, me invitó a ir por un helado y pasamos por una tienda en la que los vendían con muchos sabores variados. Yo pedí uno de chocolate y él uno de vainilla.
Íbamos caminando por la plaza del pueblo mientras comíamos nuestros helados y hablábamos de cosas sin sentido. Reíamos como locos, bueno, yo reía como foca y Jung se mantenía cuerdo con una pequeña sonrisa dibujada en sus labios.
Vi a varios de mis vecinos en la plaza, algunos leían el periódico, otros paseaban a sus perros y algunos caminaban para ejercitar. Todos me saludaban cada vez que me veían y Jung pareció realmente sorprendido por mi "popularidad" en el pueblo.
—Wow, eres como la presidenta de este lugar, ¿No hay nadie a quien no conozcas?—inquiere mirándome impactado.
—Vivo aquí desde que tengo conciencia, literalmente he convivido con todos en este pueblo desde pequeña—me encogí de hombros.
Su teléfono empieza a sonar y él lo saca de su bolsillo para contestarlo con cierto fastidio.
—Habla de una vez, estoy ocupado—espeta cascarrabias—mierda, ¿Ahora?—pregunta con fastidio y rueda los ojos—está bien, estaré allá en diez minutos. Sí. Mejor púdrete—corta la llamada y me mira con una mueca.
—¿Emergencia?—argumento y él asiente apenado.
—Mi equipo de hockey tendrá un partido esta semana y uno de mis compañeros se lesionó—explica terminando su helado—¿Te parece si te llevo a casa?—consulta y asiento sonriendo pacífica.
—Claro.
Él me guía hasta su moto y subimos a ella para volver a casa. Me deja justo frente a mi porche y lo miro con una expresión comprensiva al notar lo apenado que estaba.
—Espero que tu equipo pueda ganar—traté de tranquilizarlo.
—En serio lo siento—hace un mohín de impotencia—te lo puedo compensar llevándote a mi partido, prometo que estarás en primera fila.
Río ante su justificación y lo atisbo con ternura.
—Me parece bien.
Él me sonríe y enciende su moto.
—Prometo que serás mi cita para el baile Kya Wilson, eres muy buena para este mundo—y se marcha dejando un gran rastro de humo detrás de él.
Entro a casa y ésta se encuentra sola. De seguro papá está en el trabajo.
Cooki baja las escaleras y me lame el rostro para saludarme.
Me adentro a la cocina y reviso mi móvil encontrándome con un mensaje de papá en el que decía que hoy no llegaría a casa, ya que se le había presentado un gran proyecto de trabajo.
Así que tengo la casa para mí sola, ¿Qué puedo hacer?
Le escribí a Kiara para ver si estaba libre, pero me dijo que debía estudiar para varios exámenes. Resople y miré mi estante para acercarme a él y leer un libro de misterio de Agatha Christie.
Terminé el maravilloso mundo hecho de hojas y tinta, y me levanté del sofá viendo la hora en el reloj, eran las ocho de la noche.
No quería cocinar, así que opté en ir por mi chaqueta para salir de casa y comprarme algo en el café que está a unas cuantas cuadras de mi casa.
Llego al lugar y abro la puerta de cristal haciendo sonar la campanilla, el sitio está repleto de personas e intento hacerme espacio entre la multitud.
Espero a que la fila se minimice y cuando mi hora de pedir llegó, fui atendida por una chica castaña.
Hago mi orden y la muchacha me dice que espere del otro lado de la barra. Me posicionó en donde me sitúo la chica y veo como un hombre de unos cuantos años mayor que yo, deambulaba del otro lado inspeccionando el café. Era un sujeto alto y de ojos claros, que poseía de una mirada divertida. El chico siente el pesar de mis pupilas sobre él y se gira a verme con una sonrisa.
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Una Trilogía Perfecta #1
Romance¿Qué pasaría si un día tres chicos desconocidos llegan de una manera inesperada a tu vida invitandote al baile escolar? Los tres hermanos Lewis, son tan perfectos, pero ¿Con quién quedarse? Kya Wilson, una chica de 17 años, estudiante becada del in...