Me estaba muriendo internamente y entré en pánico cuando Jayden se acercó a una fila que esperaba por la montaña rusa. Sorpresivamente ni se molestó en hacerla y con las manos en los bolsillos le hizo una seña al chico que atendía con la cabeza y éste lo dejó pasar.
Los privilegios que tienen algunos.
Me impresionó ver que los que hacían fila no objetaron y lo dejaron subirse al juego como si fuera dueño del lugar.
Jayden sonreía con malicia y palmeó el asiento junto a él para que me sentara. Como niña pequeña y asustadiza negué con la cabeza, pero el castaño no se rindió y bajó del juego para venir por mí y arrastrándome con él hasta el carrito mientras me ponía el cinturón y yo temblaba del terror.
—Me quiero bajar—pedí regañadientes tensando la mandíbula.
Jayden me mira de reojo y baja la barra de protección.
—Te ayudaré a vencer tu miedo, para eso estoy aquí. Si te asustas mucho puedes apretar mi mano y cerrar los ojos—alega y su expresión me da un tono de íntima ternura revelando que lo que dice es cierto.
Confío en él y me aferro a la barra de metal observando al frente como una gallina cobarde. Mi cuerpo se estremecía con incesante temblor como si estuviera acometido a un terror de pánico.
El chico encargado del juego oprime un gran y brillante botón rojo, y me asusté tan cómicamente que las carcajadas de Jayden no tardaron en apoderarse de mis tímpanos cuando todo comenzó.
Al principio fue una subida suave y notoriamente dejé de tensarme, pero al estar en la cima me arrepentí miles de veces por haber mirado abajo.
—Mierda—me asusté y el carro bajó de un solo golpe.
Podía olfatear el olor a metal por doquier y juraba que en cualquier segundo las vías se incenderían en fuego por la rapidez en la que descendíamos.
El miedo me ganó y me aferre al brazo de Jayden como si mi vida dependiera de ello. Lo abracé con fuerza cerrando mis ojos y pude sentir como se impactó por mi acto, pero no le tomé importancia, pues el temor me ganaba.
Jayden correspondió a mi abrazo de forma protectora y me dejó apoyarme en él como mi pilar.
Oigo su corazón latiendo acelerado y no sé si es por la adrenalina o la cercanía de ambos.
El carrito se detiene y después de unos minutos, al reaccionar, suelto a Jayden de golpe para bajar del juego muy mareada.
Casi beso el piso de la felicidad y mi acompañante me mira con una sonrisa graciosa por mi actitud paranoica.
Él se detiene frente a mí y no logro evitar sentirme avergonzada al recordar como lo abracé hace poco.
—Lo siento, fue el miedo del momento—murmuro con una mueca.
—Tranquila, después de ese abrazo he visto el mundo de una manera distinta—dice divertido y sonrío aliviada.
Pero, ¿Quién diría que detrás de esa cara angelical existía un ser tan maligno?
Después de eso, el muy imbécil me obligó a subirme a literalmente todos los juegos. Y lo peor era que carcajeaba como nunca por mis gritos de pequeña asustadiza. Me estaba muriendo por esto y no se lo perdonaría nunca a ese idiota.
Terminamos de subirnos en todos y tomo asiento en un banco del parque con mi mundo dando muchas vueltas y sintiendo unas inmensas ganas de vomitar.
—Que gallina—se burla sentándose a mi lado y le regalo una ojeada amenazante.
ESTÁS LEYENDO
Una Trilogía Perfecta #1
Romance¿Qué pasaría si un día tres chicos desconocidos llegan de una manera inesperada a tu vida invitandote al baile escolar? Los tres hermanos Lewis, son tan perfectos, pero ¿Con quién quedarse? Kya Wilson, una chica de 17 años, estudiante becada del in...