Habíamos logrado llegar al muelle del campamento, todos hacían sus respectivas actividades en tanto nosotros salíamos de las canoas para auxiliar con rapidez a aquellas personas que salieron lastimadas en la isla.
Desde la lejanía diviso como el profesor Nick, que antes oía atentamente las palabras del señor Marlens, dirige sus ojos hacia nosotros y al ver nuestro desfavorable estado, le dice unas cuantas palabras al hombre con el que antes charlaba y se aleja de él para caminar casi corriendo hasta nosotros.
Nos ve correr despavoridos hacia la enfermería y nos detiene en la entrada de ésta antes que sigamos.
—¿Qué les ha pasado?—pregunta el hombre con el iris tan celeste como el cielo.
—Tuvimos un percance en la isla—explica Arthur cabizbajo.
Nuestro maestro de literatura fija la mirada en el brazo de Jung y en la vista llorosa de Cassie que apretaba su tobillo.
—Llevénlos rápido—ordena y meten a los dos chicos a la enfermería.
Una mujer robusta y de baja estatura que vestía ropa del campamento ve a los jóvenes heridos llegar, y sin dudarlo más de dos veces, los socorre pidiéndonos que esperemos afuera.
Nos quedamos sentados fuera de la pequeña cabaña sobre unos largos bancos de madera.
Todos estábamos exhaustos.
Dylan se pasaba las manos por el cabello continuas veces. Thiago observaba a un punto inespecífico, repiqueteando sus dedos sobre la madera de nuestro asiento. Jayden echa la cabeza hacia atrás cerrando los ojos cansado, pero el profesor Nick le lanza una sudadera para que se la ponga al notar como todas las chicas que pasaban se le quedaban viendo. Arthur permanecía a mi lado sin decir nada. Y yo a penas podía con mi alma. Mucha adrenalina para un solo día.
El profesor Nick trata de alentarnos, pero luego llega el maestro Marlens con su cara de bulldog amargado y nos mira decepcionado en tanto emanaba humo de su alto cuerpo.
—¿Me podrían explicar qué fue todo eso?—espeta gruñón y todos bajamos las caras sin tener la suficiente valentía de enfrentarlo.
—Fue mi culpa—habla Arthur en voz baja—yo era el guía y les dije que quería una aventura. Debí quedarme aquí y realizar las tontas y aburridas actividades que hacían los demás.
—Tranquilo, Arthur. En realidad fue una buena experiencia para que estos chicos aprendieran a convivir con la naturaleza—sonríe el maestro Nick y toca el hombro de su compañero—no hay necesidad de reportarlo, Marlens. Esto es algo que no volverá a pasar—lo convence.
Veo como el señor Marlens suspira rendido por la petición de su amigo y después nos observa severamente señalándonos con su dedo índice de forma acusadora.
—Que sea la última vez—reprocha y se aleja dando zancadas, seguido del maestro Nick, quien nos regala una casta sonrisa antes de retirarse.
Nos quedamos en silencio tras su partida y el ruido ocasionado por Jayden al ponerse su sudadera nos hace verlo. Él vuelve a recostarse contra la pared de la cabaña y mira el paisaje sin formular una sola palabra.
—Lo siento—murmura Arthur solo para ambos—soy un pésimo guía.
—Claro que no—lo aliento—ha sido la aventura más retorcidamente divertida que he vívido—traté de animarlo.
—¿De verdad lo crees?—pregunta con ilusión.
—Estoy segura de ello, me alegro que nos haya tocado un guía como tú y no como los aburridos de las otras cabañas—sonrío divertida y él hace lo mismo modestamente.
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Una Trilogía Perfecta #1
Romance¿Qué pasaría si un día tres chicos desconocidos llegan de una manera inesperada a tu vida invitandote al baile escolar? Los tres hermanos Lewis, son tan perfectos, pero ¿Con quién quedarse? Kya Wilson, una chica de 17 años, estudiante becada del in...