➳ C H A P T E R T W E N T Y O N E

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—¡¡SERIM!!

El nombrado salió disparado a un lado de aquel campo. Su cuerpo cayó inerte en el frío pasto.

Hacia él salieron corriendo Kai seguido de Seongmin, quienes preocupados vieron el cuerpo del niño todo petrificado. Su hechizo rebotó contra la barrera de protección que el profesor Lee creó.

—¡Vayan ahora a los carruajes! — Demandó firmemente.

Todos lo miraron asustados. Rápidamente el menor Seongmin sacó su varita de su túnica con un intento de desafiarlo, pero en ese mismo instante una luz escarlata cayó sobre él desarmandolo completamente de su varita, que cayó a unos 5 metros del lugar.

—¡Expelliarmus! — grito el profesor, esta vez haciendo volar la varita de Hueningkai y Hyeongjun.

Woobin era el único que aún conservaba la varita pero estaba totalmente asustado de enfrentarlo.

— No sea tonto señor Seo. 

El niño observó hacia Serim, viendo su cuerpo petrificado y con Kai y Seongmin a su lado totalmente desarmados. Tenía miedo, no podía enfrentar a un profesor, no era tan valiente. 

Pero dejó de pensar en el momento en que sintió como Hyeongjun se ponía detrás de él como si él fuera su escudo.

— N-no — dijo tímidamente. — No dejaré que haga más daño… ¡Petrificus Totalus!. 

Cada uno de sus hechizos que intentaban caer hacia el profesor eran esquivados por este mismo o contra atacados, chocando cada rayo de luz entre sí.

El menor avanzaba lentamente hacia su profesor, quien no se detuvo ni un segundo. 

En un fallido paso hacia atrás del profesor, que provocó que caiga al piso; el menor aprovechó la oportunidad.

— Petrificus Totalum. — grito esta vez cayendo en el blanco. El señor Lee quedó totalmente petrificado en el césped. 

Woobin era el vencedor. Woobin había ganado el duelo.

— Woobin hyung. — susurro Hyeongjun. — Lo hiciste…

Woobin miró ambas manos en las cuales cargaba su no tan hermosa pero preciada varita.

Estaba feliz, estaba aliviado. En ese momento Seongmin y Hueningkai se pararon del pasto.

Venite. — Demandó el menor de lentes, atrayendo de nuevo su varita a su poder. Pero a diferencia de él, el pobre Huening Kai si fue directo a recogerla.

Woobin lo miró incrédulo.

—¿Es enserio?. — pregunto frunciendo el ceño. — Pudiste agarrar tu varita así de fácil y combatirlo, pero me lo dejaste a mi. Pudo haber terminado mal— dijo algo indignado.

— Ten un poco de amor propio. Confía más en ti. — respondió Seong mientras apuntaba hacia Serim. — Finite Incantatem. — dijo rápidamente logrando que Serim volviera a mover todas sus articulaciones, dando una bocanada de aire en el proceso.

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