➳ |Capítulo 16. 16 Deseos

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■ Vestirme como un estudiante común.

■ Comer todas las golosinas mágicas del mundo mundial.

■ Que nadie me vea como una niña.

■ Salir del Castillo.

■ Pasear en un carruaje como las princesas.

■ Volar.

■ Realizar alguna actividad física.

■ Justicia social.

■ Contacto social con otros.

■ Ver el amanecer en la torre más alta de este bello Castillo.

■ Lograr ser significativa.

■ Aprender más de este mundo.

■ Conocer a un chico bien parecido y buen mozo. Alto, musculoso, gracioso, amable y que no le incomoden los silencios entre nosotros.

■ Tener una cita en las orillas del Lago, con mucha comida deliciosa, demasiada comida como para que explotemos.

■ Enamorarme.

■ Ver a mi familia… Mamá y papá.





■ Ver a mi familia… Mamá y papá

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— Específicamente esta como te lo dije, unnie. Tus pechos crecieron. ¡Mira! Apenas se pueden abotonar. — Yujin señaló el pecho de Huening Lea en el cual los dos botones, que aún se encontraban sobre el busto, apenas se habían juntado.

— Yujin no creo que sea la mejor manera. — murmuró Ryujin a su lado luego de ver como la mayor se miraba en el espejo con una mueca preocupada. En cambio, Yujin parecía satisfecha por lo que iba a conseguir.

— Puede regalarme ese uniforme y yo le daré-

—¿Estoy gorda?— preguntó inmediatamente Lea mirándose de perfil al espejo y negando varias veces asustada. — Gorda.

— V-veras, unnie.

—¡AHHHHHHH!— Lea había pegado un grito estrepitoso y agudo. Yujin retrocedió gracias a que Ryujin le estiró del brazo y, en cuclillas, intentaron salir silenciosamente del cuarto de la mayor quien sostenía su panza y sollozaba sin lágrimas.

—¡LEA!— La puerta se abrió dejando ver a Tzuyu y Somi quienes estaban asustadas luego de oír el grito de su mejor amiga desde las escaleras. 

Ryujin y Yujin aprovecharon la oportunidad para salir corriendo escaleras abajo luego de que ambas chicas dejaran la puerta abierta.

—¡Diablos, Yujin! Puedes obtener cosas sin necesidad de molestar a nadie.

— Yo no le dije gorda, solo que su pecho había crecido. — se defendió la de flequillo parándose frente a su amiga. —¡Oh vamos, RYUJIN! ¿Tu no notaste que el pecho de unnie está cada vez más grande?— Shin no respondió, en cambio, abultó sus labios. — ¡Exacto! yo no la insulte ni nada, solo le di un cumplido. Yo deseo, no, QUIERO TENER ESE PECHO.

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