➳ |Capitulo 8. Sirena

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Y poder ir a descubrir que siento al estar ante el sol...

Belleza, pureza y juventud eran lo que la describian.

Nadando bajo las aguas turbias y oscuras de aquel lago, todo en la oscura noche de una larga jornada. De seguro sus aliados la estaban buscando, preocupados por no saber nada de ella en todo el día... pero era lo que necesitaba.

Su ondulado cabello castaño, ya no tapando su torso desnudo, ahora bailaba alrededor de su cabeza mientras ella se iba sumergiendo más al fondo, la luz brillante de la luna llena provocaba que su cola de pez blanca brillara en ese oscuro lugar.

La sirena tarareaba aquella canción que escucho de dos niñas en la orilla y pensaba en los tres niños que asustó sin querer, no fue su culpa, solo quería observar las maravillas de ser una persona con piernas. Para ella eran seres de otro mundo, magníficos, algo que la civilización acuática no podía ver por las leyes del imperio,por lo que algunos creían que era únicamente un mito. 

Solo trato de ayudarlos de ese posible ahogamiento, pero parecía que esas personas le tuvieron miedo

Los humanos, las personas de dos pies, totalmente secas y con grandes telas cubriendolos ¡Eran reales!

Eran reales esas historias que escuchaba en las clases de la señorita Gladys.

No estaban solos en el mundo.

Su sonrisa se borró y sus cola perdió la lentitud de los aleteos cuando vio como un hombre musculoso, alto y de cabellera rubia brillante la esperaba frente a la cueva acuática en donde se hospedaban, teniendo el ceño totalmente fruncido que logró asustarla.

>> Irina te esta esperando<<

Escucho mentalmente, la voz de su compañero.

>>¿Adentro?<<

El hombre asintió a su pregunta.

Nado nerviosa hacia la entrada en donde ya se encontraban sus demás aliados, que la miraban fingiendo decepción y otros se reían, todos señalaban con la cabeza hacia el fondo oscuro del lugar.

>> Irina irradia fuego<<

Le dijo una de ellas. 

Su cuerpo bajo el agua se movía con fluidez pero sus manos empezaban a temblar al ver a la dichosa “Irina” una vez que llegó a su lado.

— La luna salió... ¡Todo el día! — reclamó la mujer estando de espaldas, mirando la pared rocosa en donde había gráficos extraños que la joven sirena no reconocía. Irina tenía una esplendorosa y larga cabellera castaña oscura y completamente rulosa — ¡Te perdiste todo el día ALDANY! — su grito agudo temblo, incluso el agua que las rodeaba.

Aldany hizo un movimiento abaniquero con su pesada cola y retrocedió por el miedo.

— Yo...

— Se nos fue encomendada una misión por la que estuvimos entrenando toda nuestra vida ¡y te desapareces! — la mujer se volteó enojada. Su rostro era igual al de la joven sirena salvo por el cabello enrulado y los ojos grandes. Su altura era mucho más, su cola a diferencia de Aldany era totalmente escamosa y de un fuerte color verde seda.

Irina nado así la chica y la empezó a rodear, observándola sin pudor.

— Nuestra líder tampoco está. No toleraré que fallemos en esta misión. Está en mi estatus cumplirla, no solo por mi, sino por todos. — Aldany bajo la mirada.  — No fue fácil para ninguno dejar a sus familias así que hagamos esto y volvamos a casa.

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