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—Así que tienes pensamientos morbosos— dijo el padre Jeon a través de la rejilla que los separaba.

—Soy joven padre, no tengo con quien, este, ya sabe, pero sé que es malo pensar ese tipo de cosas. — dijo ella con un leve tono de nerviosismo.

—No es malo, linda, solo que es mal visto, y dime ¿Quién es esa persona que se adueña de esos pensamientos? — al escuchar eso, te tensaste por completo, ya que decirle al padre lo que imaginabas con él, no era para nada adecuado.

—No sé si decirle eso padre.

—Vamos hija, puedes confiar en mí, de esta boca no va a salir nada, es secreto de confesión recuerda— insisto este al ver que no tenías planeado decirlo.

—Con usted— esas palabras salieron de tu boca en un leve susurro, pero audible
Un completo silencio invadiendo el momento fue lo que ocasionaste.

—Ufum—este se aclaró un poco la garganta rompiendo un tanto el silencio.

JEON JUNGKOOK

No sé si estoy cometiendo un pecado mortal al excitarme con esas palabras, pero a la mierda, se ve tan sexy diciéndome eso.

 ¿Que si apenas la conozco?

 Está chiquilla ha venido un montón de veces a confesarse, en obligación de su mamá, ya que la considera

"La rebeldía en carne y hueso" 

La verdad no veía nada malo en ella, hasta que empezó a despertar sensaciones en mí, yo sé que esto es totalmente inapropiado y negado por la sociedad, pero vamos, soy hombre, necesito tener acción y placer.

—Veamos, sígueme— dije levantándome del asiento que ocupaba para abarcar camino hacia mi lugar de descanso.

Ella sin ningún reproche me siguió, dando pasitos casi corriendo para alcanzarme

—Híncate allí— ordené apuntando una parte del suelo—Sabes que lo que me acabas de confesarme, te puede llevar al infierno— dije mientras me quitaba el alba de mi cuerpo dejando mi ropa usual.

—Padre ¿Puedo pararme de aquí?

—Contesta a mi pregunta— con un leve tono más alto dije.

—No creo en esa mierda padre—

Solté una risa sarcástica ante su comentario.

—Bueno no te he puesto una sanción por cometer tan grande error.

Acercándome a ella, le susurre al oído— Qué tal si me pagas ese pecado, con una buena mamada, ¿te parece? — ella no pudo evitar abrir los ojos como platos, pero sin esperar asintió con la cabeza.

—Vaya, entonces hazle eso a tu sacerdote favorito.

TU

¿El padre me está poniendo una sanción o un premio?

Es algo totalmente inesperado, pero con todo esto no voy a negarle eso a buenísimo sacerdote.

Él se queda en su lugar, y yo gateando me acerco a él, desabrochó su cinturón y después su pantalón, dónde ya se puede notar una erección, rozo mi mano en su falo con aún la ropa interior estorbando, el solo se hecho a soltar un gruñido y la cabeza para atrás.

El mismo se quitó la ropa interior, dejando la parte del completamente descubierta, comencé a hacer movimientos con la lengua en el necesitado glande de este mientras que con la otra mano subía y bajaba del tronco.

—Mierda— tomo mi cabello y hizo una coleta, haciendo que su falo se metiera en mi cavidad bucal, formando ruidos bastante eróticos, lo metió todo hasta que tocará mi garganta, provocando sensaciones de querer vomitar.

—Sigue, oh mierda allí— todo de este tenso, seguía con las embestidas en mi boca, pero no se corría aún— quítate la blusa, ahora— dijo demandante, cosa que me impresiono, ¿qué más cosas te guardas padrecito?. — Dale eso también— señaló mi bra, cosa que también me quite.

— Ya va, ya va no desesperé— en cuanto lo quito, mis senos salieron disparados, haciendo que este las apachurre y molde a su gusto, me hizo que me hincara de nuevo, pero está vez puso su pene en mis senos, formando un delicioso vaivén, soltaba gemidos totalmente ricos que podrían matar a cualquiera, esa sensación de tener su falo en mis tetas era completamente deliciosa, sentía que me podía correr yo sin siquiera haberme tocado o el.

— Sigue tu linda— seguí yo con los movimientos, haciendo que este tensara demasiado, anunciando su orgasmo, su éxtasis estaba completamente elevado, no importaba si nos descubrieran, el padre estába necesitado.

Finalmente se corrió con grito ahogado, dejando caer todo su líquido caliente blanquecino en mis senos, cosa que me encanta.

—Oh, nena, eso y más esperaba— tomo todas sus cosas y se cambia, dejándose como al principio al igual que yo

—¿Entonces?

—Sigue viniendo a confesarte encantado lo haré, ya puedes irte, que Dios te bendiga hija.

Solo reí y asentí con la cabeza, y me dirigió a la puerta de la habitación totalmente feliz.



(capitulo editado)

Poesia Erotica con Jeon Jungkook||+¹8©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora