Hablemos II

618 85 5
                                    

NARRA VEGETTA

-Una última cosa -dijo Willy después de un rato donde solo mirábamos la ciudad en silencio.

-¿Qué?

No pasaron ni diez segundos cuando sentí un dolor que se extendía a lo largo de mi mandíbula. Willy me había golpeado. Comparado con todo lo que le hice, creo que es poco, tal vez debí pedirle que me diera algunos golpes más.

-Te lo mereces -dijo Willy con una expresión de furia y dolor, el golpe fue tan fuerte que incluso su mano había resultado lastimada. -Auch, no debí hacer eso, joder.

-Vaya golpe más épico -una voz burlona detrás de nosotros nos hizo olvidar el dolor.

-¿Qué haces aquí? -preguntó Willy al ver a Rubius.

-Nada, había pasado mucho tiempo y ustedes no volvían. Durante ese tiempo nos informaron que Auron está estable, incluso podemos entrar a verlo, ahora mismo están su mamá y Luzu con él. Así que quise buscarlos para avisarles.

-Ajá, ¿es eso o estabas celoso? -bromeó Willy.

-¿Qué dices? estás loco, ¿por qué estaría celoso? -un rubor adorable pintó su rostro de un suave color rojo. -Bueno, entonces ustedes dos....

Se notaba el nerviosismo en su voz; inseguro de darle un final a la oración. Intentaba adivinar los términos en los que Willy y yo estábamos.

-No pienses demasiado -continuó Willy. -Es lo que te dije antes, pueden hacer lo que quieran, no me interpondré, solo tómenlo con calma y no formalicen mañana mismo -Willy comenzó a irse sin darlos la espalda, seguía hablando mientras lo hacía. -Saben, creo que hay demasiadas cosas que deberían saber uno del otro antes de querer formalizar una relación, podemos comenzar con que Samuel se "droga" con pastillas para dormir y que Rubius es un cerdo, no lo sé, creo que deben hablar sobre eso, adiós, suerte con eso -dijo desde el marco de la puerta. Entonces volvió al interior del edificio.

-¡WILLY CABRÓN, VUELVE AHORA MISMO! -gritó Rubius sin conseguir lo que quería.

-Jump, creo que no volverá.

Un silencio tranquilizador se esparció por todo el lugar. Sentí una calma que jamás había sentido antes. A mi lado, en el mismo lugar donde antes se encontraba Willy, un chico totalmente diferente; alto, delgado, con un color de cabello absurdo, ojos verdes y sonrisa tonta.

No sé qué pasará en el futuro, pero estoy seguro de que quiero que esté a mi lado.

-¿Qué miras? -preguntó con un toque de timidez.

-A ti.

-Joder, no digas eso tan a la ligera, ¿tú y Willy siempre eran así de melosos? Creo que él tenía razón, será difícil llegar a formalizar esto.

-¿Estás diciendo que quieres formalizar algo conmigo?

-No dije eso, ¿por qué formalizaría algo con alguien que no se ha confesado?

¿Realmente no nos hemos confesado? Bueno, está esa vez en mi departamento, pero ¿eso cuenta como una confesión? Tal vez esté esperando que diga palabras con más peso.

A veces las acciones no son suficientes para aclarar algunas cosas.

-Y me llamas a mi meloso -no lo dejaría ir tan fácil, resultaba divertirlo verlo titubear y ser tímido.

-Ok, entonces sigamos siendo amigos como hasta ahora, te veo adentro de Luque.

Rubius era un dramático, de eso no había duda, puede parecer un defecto, pero por alguna extraña razón me parecía adorable.

Intentó regresar al interior del edificio, pero lo detuve tomando su cintura y acercándolo lo más posible a mí. Nuestros ojos conectaron al instante, podía sentir su respiración en mis labios, tan solo un movimiento y estos se tocarían.

Lo mío no eran las palabras, pero él las necesitaba, así que le diría todo lo que quisiese escuchar; ya sea que se tratase de un capricho tonto, su exagerado dramatismo, o una situación sentimental, no importaba qué, yo encontraría las palabras para darle seguridad.

-Doblas, te amo.

Junto con esas palabras sentimientos nuevos surgieron en mí, como si Rubius no fuera el único con la necesidad de escucharlo. Ahora que ponía todo lo que sentía por él en palabras, pude entender que jamás había amado a alguien como amaba a Rubius. Decir te amo con tanta seguridad y naturalidad me resultaba nuevo y extraño, como si esas palabras ahora fuesen de él y no podía compartirlas con nadie más.

-Yo... -evitaba mi mirada, pero seguía tan cerca de mí que era imposible que escapará de esta situación. -También te amo, De Luque.

Un beso en el balcón de un hospital, rodeado del olor a medicamento y cloro, con el frío de una noche nublada; un beso con tantas fallas debido al nerviosismo después de una confesión. Puede parecer el peor beso que haya dado.

En realidad, nunca sentí tanta calidez como esa noche. 

Devuélveme a mi novio ││RUBEGETTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora