Quinto latido

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Las mañanas no son lo mío, levantarme temprano, desayunar y tener que vestirme para ir a la escuela es toda una lucha para mi

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Las mañanas no son lo mío, levantarme temprano, desayunar y tener que vestirme para ir a la escuela es toda una lucha para mi.

Ahí estaba con un huevo medio quemado de mamá y algo de proteína por que su objetivo era engordarme.

—¿Hoy viene Nadine por ti no? —preguntó mamá sirviéndole el desayuno a mi hermano.

—Si, Tyron se tuvo que ir a su partido en la madrugada —conté— ¿Quieres que te llevemos Dami?

El castaño abrió los ojos como platos nervioso para negar, si hubiera sido con alguien más seguro me abría dado las mil razones del porqué era un estupido por insinuarlo.

Nadine llegó un par de minutos después tan brillanté como siempre.

—Buenos días Monica, Damian —saludó feliz.

El pequeño saludo con la mano para irse corriendo.

—Mm ahora al menos te saludo —sonreí divertido.

—Es porque es pequeño, ustedes dos eran peores —defendió mamá.

Era verdad que podía decir... ante una cara bonita corría.

—Bueno vámonos que aún me falta llevar a los gemelos —me apuró.

—Vamos —asentí.

Subí a su camioneta que era casi como un autobús, para la cantidad de hermanos que tenía como de que no.

—Dy, Dy —saludaron al unísono.

—Oh estos bebitos van hacer que se me pare el corazón de tanta ternura —dije dándoles un besito en la frente.

—Ah quiero ver si dices lo mismo cuando se ponen a llorar a las dos de la mañana —se quejó mirándolos.

—Teníamos hambre —asintió Nico.

—Mucha —afirmó Nathan.

—Ya ves aliméntalos —regañe.

Ella nos miró asesina, esa mirada si funcionaba, como los gemelitos de tres añitos a mi lado nos quedamos dormidos todo el camino.

Al llegar a la escuela me sentía como nuevo, no diría lo mismo de mi amiga.

—Estoy a nada de darles pastillas para dormirlos por la noche —gruño adormilada.

—Tu madre tuvo turno doble —adivine.

—Si así es, mi hermana cumple años pronto y quiere su fiesta —contó.

—Es una buena mujer —asentí.

Y si a pesar de sus miles de hijos siempre hacia lo mejor por cumplir  sus deseos.

—Pero a ver entretenme, como te fue con tu novio —me miró picara.

—Aún no lo es, pero tenemos una cita —conté divertido.

Hasta el último latir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora