Doceavo latido

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Una vez más sentía que mi corazón se me iba a salir del pecho

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Una vez más sentía que mi corazón se me iba a salir del pecho.

—Eso no... mamá dime que no —le miré, las lágrimas que comenzaban a salir sin control — ella dijo que nos volveríamos a ver y...

—Lo siento cariño, estaba muy enferma —me detuvo abrazándome.

Morir estando en la lista de espera es algo que sabes que puede pasar... pero estando tan cerca lo hace aún más doloroso.

—¿Cuándo? —pregunte insólito separándome de su abrazo.

—Fue en la madrugada cariño —explicó— poco después de que nos fuéramos, se quedó dormida y ya no aguantó.

Recaí un momento en lo que me dijo mamá, como que en la madrugada.

—Desde.... Desde cuando lo saben —señale herido.

—Dyre —me miró mamá nerviosa.

—No planeaban decirme verdad —entendí— No iban a decirme que mier...

—Dyre quiero que entiendas que después del susto de la mañana no queríamos que te agitaras más y luego con lo del caballo...

—Entonces cuando me iba a enterar cuando la acompañara —reproche gritando.

Su muerte solo marcaba un fin a mi esperanza.

—Si era necesario si, te lo hubiera guardado todo el tiempo que pudiera —se alteró— porque eres mi hijo y haré todo lo necesario para mantenerte conmigo me oíste.

—Mamá...

—Porque todos estos años he visto a madres perder a sus hijos y me niego —me miró con lágrimas en sus ojos— me niego a perderte y me niego a pasar por eso, así que si, si tengo que ocultarte cosas o mentirte eso haré.

No puede evitar soltarme a llorar en los brazos de mi madre, sin duda mamá era la mujer más fuerte del mundo pero habían momentos en los que se podía quebrar un poco.

—Estaba tan cerca —sollocé entre sus brazos.

Mamá beso mi frente, con temor de decir algo incorrecto.

La peor parte de todo es que su mayor miedo se cumplió, murió antes de cumplir con sus sueños, sus últimos años de vida encerrada en un hospital y llena de medicamentos.

Me tuvieron que dar un tranquilizante pues estaba demasiado alterado, por lo que terminé despertando hasta el siguiente día.

—Quiero ir mamá —insistí viéndolos ya con su ropa negra.

Mi madre solo me dio una ligera sonrisa para negar.

—Dedri se quedara a cuidarte y nosotros vendremos más tarde —señaló.

—Mamá —dije tomando su mano— tengo que despedirme de ella.

Ella solo negó ligeramente, mi doctor entró para vernos, era un chismoso sabía que lo había escuchado todo detrás de la puerta.

Hasta el último latir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora