13 latidos

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Las visitas siempre son buenas, más si son de mi hermana, sin embargo ella no iba poder venir aquí hasta navidad y que esté solo significa que me queda poco tiempo

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Las visitas siempre son buenas, más si son de mi hermana, sin embargo ella no iba poder venir aquí hasta navidad y que esté solo significa que me queda poco tiempo.

—Oh ya extrañaba a mi pequeño bebito —me lleno de besos.

—No soy un bebé —me quejé.

—Si lo eres —presionó mis mejillas como siempre.

Sonreí para abrazarla, y ver su enorme barriga de bebés.

—Dianne... ayuda —pidió  Marco su esposo, un hombre que bien estaba guapo y tenía sus atributos sin embargo... era demasiado noble.

—Oh Dami déjalo tranquilo —negó riendo.

Mi hermano traía su sable de luz apuntándole mirándolo con molestia y a nada de casi matarlo.

—Trató de abrazarme —se quejó— eso es inaceptable.

—Ven aquí Dami —lo llamó para abrazarlo— anda ven a ver lo que te traje.

Mi hermano bufó para dejarlo a un lado y correr para abrazar a mi hermana, era malvado pero con las mujeres de esta casa se comportaba como todo un bebé.

—Ya está lista papá —dijo Dedri pasando con la escopeta junto a marco.

—Gracias hijo —sonrió papá abriéndola para meter la bala, de salva claro.

—Dini —miró Marco a su esposa aterrada.

—Basta ya bola de montoneros —los regañó mamá— y nada de armas en la casa, recuerden la última vez —me miró mamá molesta.

—No fue mi culpa —me queje— yo pensé que Marco era un ladrón entrando a media noche.

Era su culpa por entrar como si nada a la casa... bueno no tan como si nada venía entrando con mi hermana y si era a media tarde pero uno nunca sabe.

—Aún me debes una ventana —señalo mamá besando mi mejilla— te prepararé un refrigerio.

Me senté en el sofá con mi hermana a un lado mientras mis hermanos se volvían locos sacando los miles de obsequios.

—Mira —dijo mi hermana poniendo mi mano en su pancita.

Esa patadita fue la cosa más linda del mundo.

—Tus sobrinos son unos revoltosos —se burló.

—Yo quiero sentir otra patadita —sonrei— sabes si pones tu mano en mi pecho puedes sentir mi corazón.

—Estoy segura de que eso no es bueno —negó riendo.

Levanté los hombros para contestar, bostece algo cansado para frotarme los ojos... ni un par de horas fuera y ya me sentía cansado.

—Porque no te duermes un rato Dy, debes estar cansado —me ánimo mamá.

—Cansado de dormir —señalé lo que había hecho en los últimos días.

Hasta el último latir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora