Las peleas nunca han sido lo mío, usualmente suelo dejar que mi hermano se dé de golpea con quien me moleste o simplemente lo dejo pasar.
Pero había esa única cosa por la que pelearía aunque me costara la vida.
—Yo la vi primero —se quejó Dedri.
—Y yo la agarre primero —señale— además ya llevas cinco.
—No es mi culpa que comas lento —gruñó el ojiazul.
—Ni la mía que comas como cerdo —ataque.
Si... la última rebanada de pizza era la batalla por la que daría la vida.
—Lanzamos una moneda —ofreció mi hermano.
—Solo si yo elijo primero —murmuré, no me fiaba de él.
—Niños —suspiró Damian.
El muy listo me arrebató la pizza para llevarla directo a su boca y ganar la batalla, vencidos por un nene que duerme con una luz de noche.
—Y les sigue ganando con la misma táctica desde los cuatro —se burló mi hermana.
Los adultos habían salido de la casa dejándonos a nuestra suerte, mi hermana decidió llevarme a la escuela... no era la mejor conductora.
—Es en serio —dijo pitando el claxon a más no poder— ¡maldito imbecil!
—Dianne tu te metiste —señalé.
—Cambié de carril y ese estupido no me vió —se quejó tocando el claxon— ¡Traigo niños! —le gritó aún más.
En este punto Dami se había ocultado entre las mochilas para que no lo vieran, e hizo bien pues al emparejarse no era nada más y nada menos que el padre de la iglesia de mamá.
—Adiós padre Jones —se despidió mi hermana riendo.
—Te irás al infierno —negué riendo.
—Probablemente pequeño Dyre —asintió— probablemente.
Mi hermana me dejó en la puerta cual niño pequeño.
—Suerte —le dije a Dami.
—La necesitare —suspiró poniéndose casco por si las dudas.
Al salir mi hermano casi choca con el auto de Antoni pero decidí huir antes de que reconociera de quien era el coche.
Iba camino a mi chica cuando una plática me detuvo.
—Es que no puede ser miss Piggy lo hizo de nuevo —dijo el más grande imbecil señalando a mi chica.
—Hay que tenerse mucha autoestima para dejar mostrar su panza así —atacó el otro idota.
Nadi es un icono de la moda y si se quería poner un crop top estaba en todo su derecho de ponérselo, para eso se hizo la ropa para usarse.
Y aunque Nadi no era el último pedazo de pizza valía más que eso como para hacerme pelear por mi chica.
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Hasta el último latir
Novela JuvenilLas maravillas del corazón: llevar sangre a todo el cuerpo, latir de sesenta a cien veces por minuto... un poco más cuando ves a la persona que te gusta. Y a veces entre más grande es el corazón, mas amor para dar aunque implique que el tiempo de es...