Desde que era pequeño mi vejiga siempre a sido pequeña, tomar un vaso de agua solo me llevaba al baño en cuestión de minutos.
En la madrugada desperté con unas tremendas ganas de orinar, me levanté rápidamente lo que hizo que no me sintiera bien... lo último que recuerdo fue ver todo negro.
Desperté por el movimiento en mi hombro y una voz borrosa.
—Dy... Dy despierta —insistió mi hermano con desesperación.
Abrí los ojos para verlo frente a mi, estábamos en el suelo.
—Dime que no me orine encima —pedí débil.
—No —negó mi hermano respirando— qué pasó escuché un ruido y al llegar estabas en el suelo.
—Estoy bien, solo... me levanté muy rápido y caí —suspiré.
—¿Cómo te sientes? —me preguntó preocupado.
—Algo mareado y con ganas de ir al baño —le miré cansado.
Nuestras habitaciones conectaban así que si estaba estudiando hasta tarde lo probable es que me escuchara caer.
—¿Qué pasó? —preguntó mamá entrando seguida de papá.
—Se desmayó —explicó Dedri.
—Cariño estas bien —dijo mamá acercándose para abrazarme.
—Si mamá, no pasó nada —la calmé— pero en serio necesito ir al baño.
—Tranquilo hijo —dijo papá cargándome para llevarme al baño.
Por suerte llegué a tiempo, los desmayos eran comunes en mi enfermedad pero siempre asustaban a todos.
Al salir mamá ya estaba preparando mis cosas para irnos al hospital.
—Estoy bien —insistí.
—Quiero que te revisen de acuerdo —pidió mamá— puedes hacerlo por mi —insistió.
Terminé por aceptar pues no quería darle más dolores, pensé que era más tarde pero al parecer no lo era.
Me tomaron mis estudios de costumbre esperando a mi doctor.
—Me dijeron que estabas aquí —dijo Cece llegando empujada por su enfermera.
—Ah un desmayo y ya te quieren internar —mire a mamá.
—No me molestes que te dejo internado toda la semana —sentenció.
Negué para abrazar a mi chica.
—¿Cómo estas? —pregunté.
—Ah bien, soy el número cinco —sonrió— estoy cruzando los dedos.
Asentí feliz por ella, si bien yo era tal vez un número veinte.
—Ya veras que ese corazón será tuyo —afirmé, al menos uno de los dos se tenía que salvar.
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Hasta el último latir
Teen FictionLas maravillas del corazón: llevar sangre a todo el cuerpo, latir de sesenta a cien veces por minuto... un poco más cuando ves a la persona que te gusta. Y a veces entre más grande es el corazón, mas amor para dar aunque implique que el tiempo de es...