Cumpleaños... esa celebración que se hace cada año conmemorando un año más de vida.
A los ocho años con mi primer diagnóstico me hicieron una gran fiesta por mi cumpleaños, porque no creían que llegaría a los nueve, lo hice.
A los Diez años fue lo mismo, una gran fiesta, a los catorce decidí que no quería más fiestas así y a los dieciséis poco antes de mi cirugía de marcapasos mi cumpleaños tuvo que ser en el hospital algo que no me emocionó.
Sin embargo mis dieciocho habían llegado, y esta vez aunque no sería una fiesta en grande si quería una... una porque esta vez no creía que hubiera siguiente.
Desperté con un beso en la mejilla y mis hermanos cantándome el feliz cumpleaños, con el pastel en mano y las velas.
—Vamos ya flojo despierta —insistió Dedri.
—Ya voy, ya voy —susurré batallando por abrir los ojos.
Mire su pastel... sin duda ninguno de nosotros seríamos pasteleros.
—Ya se no es el más bonito pero tuve poco apoyo —miró a Dami que se estaba quedando medio dormido.
—Me paro muy temprano —se quejó dejándose caer en mi.
Negué para centrarme en el pastel.
—Vamos apaga las velas —me animó.
Sople pero a esta edad adulta ya casi no apagaba todas.
—Ayúdame con tus pulmones fuertes quieres —le pedí a mi hermanito.
—Ya que —suspiró para ayudarme— pero ahora tu deseo es mío.
—Bien utilízalo sabiamente —suspire.
Dami asintió para volverse acostar a mi lado, las mañanas tampoco eran lo suyo.
Mientras descansábamos un poco más el enano sacó una caja para dármela.
—Feliz cumpleaños —felicitó sin mucho ánimo.
—Oh gracias Dami —lo abracé con fuerza— no tenias que.
—Según mamá si —se quejó intentando escapar— y ya suéltame.
—No, es mi cumpleaños te lo recuerdo —lo abracé más.
Gruñó una poco pero era regla y era la única vez del año en el que podía abrazar y darle amor a mi hermano.
Abrí el regalo de mi hermanito para recaer en lo que era.
—Es un álbum de fotos —dije emocionado.
—Aja, no tuve mucho presupuesto así que lo hice a mano —asintió secrétamente orgulloso.
Tenía mi nombre en la tapa, se veía que le había costado trabajo hacerlo, ahora entendía porque se había cortado misteriosamente con tijeras y pegado los dedos varías veces.
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Hasta el último latir
Teen FictionLas maravillas del corazón: llevar sangre a todo el cuerpo, latir de sesenta a cien veces por minuto... un poco más cuando ves a la persona que te gusta. Y a veces entre más grande es el corazón, mas amor para dar aunque implique que el tiempo de es...