17 latidos

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Y volvíamos a lo mismo, mamá no me había dejado ir por un par de días a la escuela pues quería que descansara

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Y volvíamos a lo mismo, mamá no me había dejado ir por un par de días a la escuela pues quería que descansara.

Pero me urgía ir, mi chica no estaba contestando los mensajes, ni las llamadas y eso realmente me dolía.

—Está es tu tarea de matemáticas y física —dijo Tyron sacando los cuadernos.

—Para que las traes si no las voy hacer —señale al moreno lo obvio.

—Aún te tienes que graduar sabes —me recordó Ty poniéndolo en mi mesa de a lado junto con un par de golosinas.

—Si lleg...

—Termina esa frase y yo mismo te adelanto —amenazó molesto.

Negué divertido para verle, los chistes de morirse dejan de ser divertidos cuando estas cerca de la muerte al parecer.

—¿Nadine está enojada conmigo? —pregunté preocupado.

—Eso nunca —me calmó sentándose a mi lado— solo ha estado un poco estresada últimamente y no quiere que sus problemas te agoten en estos momentos.

Tyron ni suele mentirme pero sus palabras no me daban ninguna seguridad.

—Por qué no solo me dices que se canso de estar a mi lado, de verdad lo entiendo y está bien —insistí mi mayor temor.

—No empieces de dramático si —negó cansado— tenle algo de fe.

Asentí, Ty me sonrió para abrazarme y calmar las cosas.

—¿Cómo estas? —me preguntó— sin mentiras.

—Cansado, algo adolorido... lejos de lo mismo de siempre estoy bien —lo calmé— y tú, sin mentiras.

Una sonrisita se formó en su rostro.

—Uh esa mirada me gusta, dime por fin la term...

—No, no he terminado con ella —negó irritado— no tienes remedio Dyre.

Asentí divertido para verlo, yo solo estaba esperando a que por fin nos libráramos de ella.

—Y bien...

—Bueno al parecer les gusté a los reclutadores, el entrenador dijo que si ganamos todos nuestros partidos lo más probable es que me recluten —contó emocionado.

Tener buenas noticias en los días malos es como ese rayito de sol que te caliente en los días fríos.

—De verdad yo... estoy muy orgulloso de ti —afirmé.

Me lancé a él en un abrazo al que el chico respondió gustoso.

—Dire algo pero no me golpes por decirlo —pedí sabiendo— si no llego a...

—Dyre —me miró molesto— No...

—Tengo que decirlo de acuerdo —me adelanté— si no llego a ver en lo que te conviertes... si no llego a ver la gran persona en la que te convertirás solo quiero que sepas que estoy orgulloso de ti.

Hasta el último latir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora