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Rosemary.

Horas antes de la tragedia.

Olive habla y habla mientras no paro de pensar en mi maldita suerte, o bueno en mi maldita "mala suerte".

Hoy tuvimos trabajo social hasta de noche y por ello no pudimos terminar de socializar con nuestros amigos, Olive sigue en su mundo hablando sobre la conversación que tuvo con un chico que quiso chuparle las tetas hoy, a lo cual ella se negó, no porque le hubiera ofendido, sino porque era tarde para ir al trabajo.

—Por lo cuál en este momento, iré a donde me citó —culmina.

—¿Irás a que te chupen las tetas?

—Sí, no he tenido acción y hoy traigo ropa interior combinada —intenta bajarse el escote del vestido, pero la retengo—. Deja enseñarte...

—Estas loca —asiento hacia la ventanilla mostrando que estamos rodeadas de los guardias de mi casa—. No quiero ver nada, te creo.

Ella entiende y tapa su boca con ambas manos.

—Mañana te enseño mi nueva colección —habla cerca de mí solo para que yo la escuché—, tengo unas tangas de infarto.

—Vale —el carruaje planta frente al portal de mi casa y recojo la tela de mi vestido—, te veo mañana.

Le lanzo un beso y ella lo recibe.

Al bajar de la carroza mi ánimo decae al recordar que Cayl aún no llega. Me abren las puertas e ingreso tirando la mochila en medio vestíbulo, mi padre anda de viaje, mi madre no vive en Aurekea y estos días he pasado acompañada por...

—¡Sobrina!

...Los señores que hacen llamar mis tíos.

—Buenas noches —saludo al montón de hombres que están concentrados en las cartas.

Cinco en total.

Todos son amigos de crianza de mi padre, al no tener trabajo en Linconl se mudaron "temporalmente" a nuestra casa para según encontrar el trabajo soñado que no encontraron en mi ciudad natal.

Desde aquel día no se levantan de los sillones y dejaron a mi gemelo sin juegos de cartas en su habitación, no me gusta hablar de las vidas ajenas, ni tengo porque entrometerme en sus vidas por ello los ignoro cuando puedo hacerlo y la misma vez aporto cuando requieren de mi ayuda...

—Sobrina el gilipollas de tu padre dejo la orden que ayudes a tus tíos —habla Henry (el mayor de todos y con al menos 350 kg de calorías en su cuerpo)—, ve a mi alcoba y busca todas las camisas sin uso que tengo.

Lo que tienen en común es el gran sobrepeso, como también la larga barba y todos mantienen su cabello largo en una coleta.

—Has lo mismo en la de todos —Demanda Junior (el menor de todos con almenos 300 kg de calorías en sobrepeso)—, cuando ya las tengas dobladas y listas debes de bajarlas al cuarto de baño de al lado... ¡Joder Henry ahí no era!

—¡Vales un quintal de escoria Henry!

—¡Otra vez lo mismo!

Todos se escandalizan, tío Henry se ríe mostrando sus dientes amarillos y los reclamos por parte de los restantes siguen lloviendo.

Quedé en el olvido y por ello subo a sus habitaciones a hacer lo que me pidieron, hay personal de sobra para esto pero a ellos no les importa, siempre he sido yo la que lava y compra su ropa, ya que, alegan que soy la única mujer de la casa (no cuentan a mamá) y que es mi obligación de mantener las cosas en orden no de las empleadas.

AUREKEA. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora