3.

1.3K 67 4
                                    

Lord de Rotterfam.

Kalia.

Ya está la cena.

Me saco el delantal, lavo mis manos y las mujeres a mi lado dicen algo sobre la buena sazón de la comida, les respondo con una pequeña sonrisa amigable al no saber bien que han dicho.

Eduardo está a horas de llegar.

Me lo recuerdo a cada segundo porque ese es mi incentivo para estar de pie. Porque no tengo ánimos para nada más que no sea verlo.

Me despido de las chicas de la cocina y salgo del lugar feliz de que pronto será nuestro gran encuentro luego de tantos meses.

Las mucamas me ayudan a lavar mi cuerpo, de entre los vestidos escogidos por Wanda hay uno de color lavanda, es de falda no tan ancha alzada con una pequeña crinolina de tela, es sencillo y tiene listones que se amarran sobre cada uno de los hombros, el corset del vestido forma mi cintura de una manera increíble. Me gusta mucho, así que sin probarme los otros me decido por el de aquí.

Mis zapatillas son plateadas, de taco grueso y corto. Pido yo misma encargarme del peinado y maquillaje.

Necesito quedar perfecta y la única manera que me asesoraré de ello, será yo misma arreglándome.

Balbuceo una que otra melodía mientras termino de peinarme. Trato de mantenerme serena.

Evito llevar tiara, apenas me hago un mini recogido que tiene a una vincha de plata preciosa —que me regaló Eduardo— de protagonista.

Mis accesorios también son plateados, el brazalete que viste mi mano izquierda es también un regalo de mi novio. Estos pendientes de parte de él evito ponérmelos, lo hago más cuando tengo pronosticado encontrarme con su persona.

Mientras me coloco colonia escucho un pequeño golpecito en la puerta.

—Adelante.

—Dime que el invitado a cenar solo ha sido lord Eduardo cómo es lo común y no nadie más por favor —entra Elle.

—En teoría, sí. Los invitados eran él y su madre —le doy la cara—. Pero en la última carta me supo informar que la duquesa para hoy tiene otro compromiso y que quizá invitaría a algunos de sus amigos.

Suelta el aire, aliviada.

—Pensé que quizá sería su familia que lo acompañaría.

Antes de nada, me doy una última mirada en el espejo, mi reflejo me muestra sencilla, elegante y hermosa. Estoy segura de que el lord me alargará mucho está noche.

—No —me acerco a ella—. Y si ese fuera el caso, pues solo sería la duquesa.

Ella es la única familia primaria de Eduardo, ya que es hijo único y su padre murió hace dos años, en un enfrentamiento que tenían contra los reinos lejanos del continente Milenario.

Guerra que no le pertenecía a sus tierras, pero por alianzas y necesidad sanguinaria, la familia que lidera Philersach estaba comprometida a participar.

Fue un momento muy difícil para él. Aún lo llora por las noches cuando lo recuerda.

—Lo imaginé, pero fui hasta el comedor central y está lleno de vajillas, entonces mi mente viajó al escenario más horrendo posible donde Marley discute contra el emperador de Philersach y tú estás de tortolita en una esquina comiéndote a besos con Eduardo. Nicole se emborracha y Haely esté mirándome mal todo el tiempo.

Rio por lo bajo, es la primera vez que cruzamos palabras después de semanas, ambas salimos de la habitación para recorrer los pasillos de alfombras y guardias con armaduras a sus lados.

AUREKEA. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora