Kalia.
-
Advertencia: Contiene escenas de violencia, si eres una persona sensible o no quieres leer estas escenas, pues pasa de largo..
-
He pasado por tanto que ahora ya me siento preparada para tomar mi puesto.
No tengo la edad, no tengo nada de lo que me exigen las reglas para subir al trono, pero si la predisposición y ganas.
Seré reina, iré a Aurekea a reclamar mi trono y mi corte será elegida por mí misma, lo más probable es que todos los ministros actuales salgan.
Es esa la decisión que tomé en todo este tiempo, no tengo por qué atrasar más lo que siempre estuvo para mí, los nobles de Firdiskong pagarán lo que me hicieron y de las ruinas renacerá Aurekea junto a su reina.
El trono me está llamando a gritos.
—Princesa, por ahí aclaman que tome el mando de las teclas de nuevo —Cayl se acerca hasta nosotros.
Al final, por mi pedido regresamos al campamento y nos reunimos con los hombres que disfrutaban de una calurosa velada, con fogata, buena melodía y cerveza.
Pedí el mando del piano y lo tuve por más de veinte minutos. André no se reunió con nadie en todo ese lapso, apenas y me observaba desde una silla de madera, tuve su mirada sobre mí en todo ese tiempo, debo de confesarles que me sentí muy intimidada y también ya extrañaba un poco sus brazos; estas fueron las razones por las cuales dejé a un lado el piano y regresé a su lado.
—Para otro día —bostezo, estoy mi cabeza en una pierna de André y el resto de mi cuerpo sobre tres sillas, según yo acostada, muy incómoda para decir verdad, solo que no me ir; me la estoy pasando bien—. Ahora estoy muy cansada y tengo mucho frío.
Bostezo de nuevo después de mi mentira, André acomoda su abrigo con el que estoy arropada desde los hombros y agradezco bajo sobando su barbilla. Él asiente y de la nada siento sus labios en mi frente.
Sonrió muy feliz.
— ¿O engreída? —se burla, Cayl.
—Ya, no jodas —mi comprometido, lo calla.
—Tranquilo ¿Eh? —alza sus manos a la defensiva.
— ¿Hasta qué hora se saben quedar cuando hacen estás veladas? —cambio de tema.
—Es la primera, así que no sé —se encoge de hombros—. Creo que hasta el promotor diga ¿Hasta qué hora, André?
Me confundo y regreso a ver al príncipe, quién está con sus ojos puestos en su amigo, no tiene la mejor de las miradas en este instante.
— ¿No era que siempre tocaban instrumentos para alivianar el estrés? —le pregunto.
— ¡¿Qué?! —Cayl comienza a reírse con finjida indignación, luego de mi pregunta—. Pero... Pero si él odia el ruido, mire, le cuento —jala una silla de no sé dónde y toma asiento frente a nosotros, cruza las piernas como una señora chismosa, el escenario cambia y pronto veo a una Nicole de tarde en mi alcoba con ganas de chismear un rato—: más de una vez le pedimos que nos deje abrir un burdel a las afueras del campamento para alivianar el estrés y no quiso, fue exagerado, lo entendimos, entonces pedimos que nos deje traer instrumentos o algo parecido para distraernos luego de las largas jornadas de trabajo ¡Y no si quiso! ¡Ni siquiera nos respondió cuando le presentamos la propuesta! Pero no, ahora como el señor está de noviecito, hasta piano le trae a su enamorada ¡Es que, ya sabía que de por gusto no mandó a traer un piano!
ESTÁS LEYENDO
AUREKEA. (+18)
FantasyAurekea: Reino donde nació una venganza, las reglas de los antepasados rigen y la nueva generación se prepara para gobernar. Generación de nobles conflictivos que sobreviven a situaciones marcadas por el ambiente que los rodea, teniendo como mayor...