Kalia.
Cuando cumplí siete años mi mayor anhelo era abrazar a mis padres. No tengo la cuenta de las noches que dormí entre las lágrimas y el deseo perdido de verlos.
No conozco quienes fueron, nadie me habla ni habló nunca de ellos.
Lo más cercano que he obtenido a un relato de ellos fue la representación teatral dada en el festejo de mis veinte años, pero fue nada literal.
Quisiera saber al menos si eran buenas o malas personas. Si merecían morir sin ver crecer a su hija o si ellos fueron los que decidieron irse y dejarme a mi deriva.
Pero ¿Y eso que importa ahora?
Quizá y tenga que ver mucho con la lucha interna de ir a reclamar Aurekea o deshacerme de una vez por todas de este (mi) reino.
Tener una responsabilidad tan grande como la de ser reina es envolverme en un trágico destino. Todo lo que rodea a un trono son desgracias.
Sin embargo, no me creo capaz de tomar una decisión dónde Aurekea dejé de pertenecerme. Aunque tenga dudas yo sé que nací para ser reina y reinaré, gobernaré por los que han muerto por mí y como no por los que han confiado en esta humilde mujer.
La morena y Elle viajan en este carruaje conmigo, los mellizos prefirieron ir en otro para más comodidad.
Soldados de Lincoln, Aurekea y la mayoría de Philershac son los que nos resguardan, estoy un poco más tranquila al saber que Thomas y Kenneth —quienes se han sumado sin petición de nadie— se encuentran entre los caballeros.
El viaje largo sirve para que mis amigas duerman. Yo como manzanas mientras pienso de manera muy cuidadosa que es lo que haré para sacar al heredero de Firdiskong de mi trono.
No hay estrategia, no hay plan, no hay apoyo de ninguna corte vecina a mis tierras. Solo soy yo y mis ganas de reclamar mi lugar.
Hay un pequeño receso antes de que llegue la noche donde los guardias cenan, descansan unos minutos y Thomas hace reír a Nicole. Kenneth habla con él rojizo que se mantiene pensativo y Elle pide el resguardo de un guardia para ir a dar un pequeño paseo alegando que tiene que caminar porque le duelen las piernas de ir sentada.
— ¿Té de hierbaluisa? —la rojiza me ofrece una taza.
—Gracias.
Tomo la taza, estoy sentada en un largo tronco que está tirado al costado, a unos pasos frente a la fogata y ella toma su taza para sentarse a mi lado.
—Cayl ha dicho que quizá tenías planeado algo. Conozco a Maurice. Sea cual sea tu plan, te recomiendo que ignores sus insultos, ofensas y malas palabras.
Varios guardias se acercan a servirse té para ellos, ya que es la olla que está sobre la fogata del improvisado campamento que contiene la agua con especias.
—No es la primera vez que me enfrento a él —le recuerdo—. Pero igualmente gracias por recordarme que no debo de bajar mi cabeza ante aquel débil patán.
Suelta un bufido y regreso a verla, la tristeza y decepción están reflejadas en sus cálidas facciones.
— ¿Sucede algo? —indago—. Pido y me disculpes si usé un término que te ofendiera u ofendiera el honor del lord.
De igual manera Maurice ha sido siempre su amigo, quizá no debería de haber referido así de él.
Rose niega rápidamente.
—No es nada de eso, es sobre la situación de Olive —aclara, aplacando mis nervios—. Ella acepta los insultos de Maurice con la excusa de que no tuvo madre y por eso no sabe cómo tratar a las mujeres. Me causa repulsión verla junto a él. Está cegada, no ve más allá de esa relación.
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AUREKEA. (+18)
FantasyAurekea: Reino donde nació una venganza, las reglas de los antepasados rigen y la nueva generación se prepara para gobernar. Generación de nobles conflictivos que sobreviven a situaciones marcadas por el ambiente que los rodea, teniendo como mayor...