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Kalia.

Bailar se me ha dado bien.

Siempre he sido una excelente bailarina y en mis momentos de meditación me agrada mucho cerrar mis ojos e imaginar que lo hago sola en medio de un campo.

En ese instante cuando estoy allí todo es paz. No hay problemas, no existe la muerte.

Lástima que hace días mi mente ya no trae ese escenario.

Y esos pensamientos tan gratos se han remplazados por unos suicidas, anoche casi me mato yo misma.

Si no hubiera llegado Marley ahora mismo estuvieran recogiendo mis restos.

He escuchado que la familia destruye, pero descubrí que también sana y da fuerzas para afrontar situaciones que parecen no tener salida.

Suelto un suspiro bajo, está mañana me di libre de misa. No quiero ir a reconciliarme con Dios si no estoy bien ni conmigo misma.

Estoy calculando que sean las ocho para ir al desayuno, recibir la reprimenda por no asistir a la iglesia pinta mejor que ir a sentarme y fingir que escucho algo que no quiero.

-Buenos días -de un momento a otro ingresa Wanda con un vestido de chiffon color blanco hueso en mano-. Levántate que saldrás hoy.

No contesto, no pienso ponerme nada porque no iré de igual forma.

-Tus abuelos te están esperando -avisa e inmediatamente un asomo de alegría me golpea.

- ¿A dónde iremos?

-No recuerdo bien -me da la espalda para ir al vestidor-. Creo que es a la feria de Vernov.

Ánimos al suelo. Ir a las ferias es lo más espantoso.

-Estaré ocupada -creo que subirme a un carruaje si es un temor mucho más grande que ir a esa feria.

-Han pasado más de sesenta días, Kalia -camina hacia mí, con mi ropa interior-. Levántate que la vida no se te acabó en aquella noche.

Le entrega todo lo que trajo con ella a las mucamas.

Me quedo callada, tocar aquellos temas ahora mismo sería ingresar a un lugar del que no saldré ilesa.

-Tengo cosas que hacer -le respondo para que no hable de más-, he sido invitada a un día de damas en casa de Rosemary -miento.

Me queda mirando con burla un buen rato, antes de ir por mis zapatos.

- ¿Tacones o bailarinas?

Ni uno, no quiero salir.

-Bailarinas, por favor -le pido.

-Entonces ¿Harás a un lado tus responsabilidades por un día de damas? -pregunta desde el vestidor...

-Sí -me siento en el filo de cama-. Estoy muy emocionada, no me quiero perder este encuentro.

Por lo último podría ser descubierta, ya que estoy todo menos emocionada en este momento.

- ¿Cuándo te invitaron? ¿Es un día de campo? Y ¿Quién irá?

-Nicole me invitó ayer en el almuerzo -improviso-. Es más, una reunión para presenciar la nueva tendencia de vestidos para el invierno porque está aquí una de las modistas de la esposa del emperador. Tomaremos té y no tengo idea quién irá.

Se presenta ante mí con un par de bailarinas color café. No parece tan convencida, sin embargo...

-De igual forma no irás con tus abuelos ¿Verdad?

-No quiero salir.

-Va, pero como dices que tienes está invitación irás a la casa de los nobles de Linconl y así olvidamos la feria o sino pues te llevo a rastras...

AUREKEA. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora