Contemos de nuevo una vieja historia para ver que tan bien la conoces.
Maleficent, herido, traicionado y sin alas por culpa Stephan, en quien había confiado pagando muy caro por confiar en un humano, se encuentra en un campo donde ve a un cuervo atr...
En el campo Maleficent mira un cuervo negro intentando escapar de la red.
Se podría decir que sintió pena por el cuervo, el cuervo gritó mientras los perros le ladraban continuamente.
—¡Te atrape! —el granjero le gritó al cuervo mientras se giraba para agarrar un palo.
El cuervo ahora más que nunca trató de escapar.
Justo cuando el hombre estaba a punto de golpear al pájaro, Maleficent lanzó un hechizo.
—En un hombre.
Pero lo que Maleficent no sabía era que se trataba de un cuervo hembra.
Lentamente, el cuervo se transformó en un humano.
El granjero cayó sobre su trasero, conmocionado y asustado cuando las alas del pájaro se estiraban y ella comenzó a levantarse.
Al levantarse tiró la red. Su piel estaba cubierta de ceniza negra y tenía una extraña cicatriz en el pecho. Se miró las manos mientras las plumas se convertían en dedos.
—¡Es un demonio! —el granjero gritó mientras corría. Sus perros justo detrás de él.
Maleficent caminó hacia la mujer humana que estaba más que confundida.
La dama se encuentra con los ojos de Maleficent.
Extraño. pensó. ¿No es ese el hombre del castillo destruido? Si es así, es más guapo de cerca.
Maleficent dio vueltas a su alrededor, sin perder nunca el contacto visual con la dama, que era una bebé recién nacida.
Bueno, ella es interesante. No parece tener miedo. Pensó Maleficent.
—¿Dime qué le hiciste a mi hermoso cuerpo? —preguntó la dama.
Maleficent levantó una ceja, divertido por la mujer.
—¿Quieres que deje que te aplasten? —preguntó.
Se detuvo y pensó por un segundo y miró hacia atrás para ver que su cola de plumas había desaparecido.
—Tal vez, no sé.
—No más quejas. Te salvé la vida —le dijo.
Y tenía razón, ella miró hacia abajo, incapaz de mirarlo a los ojos .
—Tienes razón. Por favor, perdóname.
—¿Cómo te llamas? —le preguntó con voz fría.
La mujer se sorprendió de que le preguntara su nombre.
—T/n —dijo con un poco de orgullo en su voz—. Y ya que tú salvaste mi vida, seré tu sirviente, haré lo que ordenes —dijo T/n inclinando la cabeza.
—Alas. Ahora serás mis nuevas alas —dijo.
T/n lo miró confundida pero inclinó la cabeza una vez más.
—Entonces, tus alas seré, mi señor —dijo T/n mirándolo con una sonrisa.
Maleficent le dio a T/n algo de ropa antes de comenzar a caminar por el campo.
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—T/n. Quiero que vayas al castillo del rey y luego me digas qué está pasando y cuando hayas terminado, me encontrarás en el viejo castillo —le dijo Maleficent.
Ella asintió y la convirtio en un cuervo y se fue volando.
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──── T/n pov ────
Me paré en la ventana del castillo para tener una buena vista, Stephen estaba siendo coronado rey.
¿Robó las alas de Maleficent para ser Rey? Maleficent no va a estar feliz con esto. Pensé mientras salía volando obteniendo suficiente información.
Una vez que regresé al viejo castillo le dije a Maleficent lo que había visto.
—¿Me hizo esto solamente para convertirse en rey? —dijo Maleficent con odio en cada palabra antes de soltar un grito y un poderoso estallido de luz verde en el cielo oscuro.
Dudé un poco antes de caminar hacia él.
—¿Y ahora qué, mi señor? —pregunté.
Maleficent me sonrió y me sostuvo la barbilla haciendo que mi corazón se acelerara.
—Tengo algunas cosas que poner en marcha —con eso se alejo.
Me quede atrás un rato tratando de calmar mi corazón.
Solo agarró tu barbilla, no tu corazón, T/n. Cálmate.
Maleficent camina de regreso a los paramos, con la sangre hirviendo. Pasa junto a dos caminos de piedra y, con cada paso que da, las piedras se derrumban detrás de él mientras yo vuelo justo a su lado. El cielo sobre los paramos se oscureció mientras caminaba.
Las criaturas notan que sus alas se han ido.
Usando su magia, Maleficent hace un trono y se sienta en él.
Aterricé junto a él donde me convirtió de nuevo en humano y me paré a su lado.
Los altos árboles gigantes se pararon cerca del trono, actuando como guardias y gruñeron a las criaturas indicándoles que se inclinaran. Uno por uno se inclinaron ante Maleficent.
Con palabras tácitas, Maleficent se declaró Rey del Paramo.
