Capítulo 9.

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Hermione apago la alarma media hora antes de que sonara no queriendo despertar a la pelinegra quien yacía durmiendo cómodamente. Se levantó, acomodando las mantas nuevamente para que no pasara frío.

Se dio un largo baño, arregló su largo cabello y se colocó sus jeans de mezclilla, su camisa de cuadros roja antes de colocarse su botas y su cazadora. Apago la luz antes de abrir la puerta para que no se despertara. Le escribió una nota, saliendo de la habitación poniendo seguro por dentro para que nadie entrara a menos que Pansy abriera la puerta.

— Debiste quedarte durmiendo con ella.— Jeremy le tendió a su hija una taza de café.

— No quería fallar a mis actividades, papá.— Tomó la taza sonriente.— ¿Qué haremos hoy?—.

— Vamos a arrear el ganado, revisar las trampas que tenemos en nuestro rancho y ordeñar el ganado. Hoy tendrás tu desayuno vaquero.— Puso su mano callosa sobre la mejilla de su hija, acariciandola con cariño.

— Bien. Es mi desayuno favorito.— Sonrió con cariño. Bebieron el resto del café antes de limpiar sus armas de cacería. a las cuatro treinta de la mañana el señor Granger les sirvió a ambos algo de fruta picada y un vaso de jugo de naranja natural.

— Desayuna bien, mi amor. Algo me dice que almorzaremos algo tarde.— Alzó sus cejas en dirección al piso de arriba.— Si es como su madre lo haremos a las doce del medio día. — Recordó el.

— ¿Cómo era ella?—. Pregunto Hermione.

— Era hermosa, verdaderamente hermosa. Nos conocimos cuando teníamos cinco años los dos en la escuela del pueblo de al lado. No podías encontrar maldad en ella, quería que todos estuviésemos bien. Le gustaba mucho el arte, el baile, las esculturas... Era bastante delicada hasta que entramos en la adolescencia cuando logré convencerla de ser rebelde.— Jeremy mira con nostalgia sus manos.— Pasabamos todos los días sin mentir en las montañas de Jacksonhole.

— Te enamoraste de ella. ¿Verdad?—. Lo hace por lo bajo y con cautela.

— Era imposible no hacerlo.— Responde el.— Dicen que a la vida de una mujer llegan dos amores... Yo fui el primero así como ella para mí también lo fue.— Se levanta para abrir su compartimiento secreto tras de un cuadro, sacando un álbum de fotos.— Entonces llegó Victor a su vida y a la mia Leya, tu madre. Siempre nos mantuvimos como mejores amigos aun cuando ella se fue a New York con el. Ella no te conocio a ti pero si a Emily, tu madre terminó por correrla de casa por celos asi que solo continuamos como amigos por correspondencia a pesar de que ya se usaba el correo electrónico.— Sus dedos pasan por las cartas que le enviaba Rosalie Reaser- Parkinson.

— La miras en ella.— Murmura.

— Si.— Confirma.— Por eso es tan importante para mí cuidarla de todo como a ti... Como cuide de su madre.— Le enseña la foto a su hija de cuando Rosalie era de su edad.— Creo que los Granger tenemos una debilidad por las Parkinson. ¿Verdad?.— Hermione se sonroja.— Como la cuidaste ayer dice mucho. Llámame loco pero esa jovencita puede estar sintiendo cosas por ti así que decide qué es lo que quieres hacer para que ninguna pierda a la otra.—

— No tarda en marcharse.— Hermione juega con el tenedor de su comida.

— Entonces disfruta el tiempo que les quede juntas.— Jeremy le regala una foto de Rosalie que el tomo cuando la mujer estaba aprendiendo a rastrear.— Dale esa foto, será bueno para ella tenerla.

— Gracias.— Le sonríe a su padre. Como el hablaba de ella sabía que era de esos amores de los cuales nunca podrías olvidar así te enamoraras de nuevo o encontraras al amor de tu vida. Ella sentía eso mismo por Harry Potter.

Cold River- PansmioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora