Capítulo 28.

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El camino en silencio se vuelve largo. No sabe qué decir, no sabe cómo romper el ambiente tan tenso. No sabe cómo dejar los pensamientos que se aglomeran en su cabeza. Ella lo recuerda muy bien, sabe que no puede olvidar unos ojos como esos o una noche tan traumante. No cuando lleva la culpa. No cuando debía ser ella.

— ¿Estás bien? —. Pregunta Pansy colocando su mano en el hombro de su novia, acariciando el cuello con sus uñas arregladas como de costumbre.

— Si. Solo... solo algo confundida. Ya sabes, como siempre cuando hablo con mamá.— Murmuró sin mirarla. No sabe si es porque no quiere girar la vista del camino, si no quiere mostrar vulnerabilidad o verla.

— Sabemos cómo es. No debe importarte. Se que duele mucho sus palabras, pero no debes quedarte con sus comentarios.— Intentó consolar.

— Lo se.— Asintió.

Pansy retira la mano, girando hacia la ventana. Sabe que cuando Hermione entra en modo "automático" no hay nada que pueda sacarla de ahí. No puede comprender el sentimiento que tiene Hermione hacia su madre. Rosalie siempre fue perfecta para ella. Tuvo la infancia de películas; las galletas caseras, las películas en pijamas mientras las lluvias azotan New York, los cuentos antes de dormir, los besos en la frente antes de ir a clases, las conversaciones con tazas de té o chocolate o las grandes compras en los centros comerciales.

Son contrarios en los aspectos maternales en los que ambas se criaron. Sabía poco sobre la madre de Hermione antes de la pérdida de Emily. Ha escuchado mucho del mundo y poco de Hermione. Recuerda los comentarios en el grupo de ayuda sobre su pasado, su familia y la noche que la cambió.

Recuerda las preguntas que le hizo la agente Barnes hace unas semanas. ¿Realmente su familia tenía algo que ver? ¿Hermione lo sabía?

El camino fue más largo que de costumbre. Quizá fue el silencio o las situaciones que ambas tenían en sus vidas.

— Ve a ducharte. Me encargo de acomodar todo.— Dice la pelinegra a su novia castaña. Hermione asiente dejando la bolsa de plástico en la mesa de la cocina. Suelta un suspiro antes de atraer a Pansy hacia ella, abrazándola contra su pecho, recostando su mejilla en el cabello de su novia.

— Lo siento.— Murmura.

— No tienes por que disculparte por sentir. — La aprieta un poco más contra ella.

— Es nuevo para mí sentirme así. No entiendo porque duele tanto.— Su voz es un poco más quebrada pero Pansy sabe que Hermione no va a llorar. Ella no lo hace con ella.

— Es tu madre. No importa cuanto quieras alejarla.— Sus manos alejan a Hermione de ella, acariciando las mejillas sonrojadas de su novia por el calor corporal. Se pone de puntillas para dejarle un beso en la punta de su nariz.— Ve a prepararte para ducharte. Vamos.

Hermione asiente, esperando poder calmarse un poco. Pansy escucha como arrastra los pies como una niña pequeña recién enviada a dormir, tras ella las patitas apresuradas del pequeño Husky.

La pelinegra se apresuró a sacar todas las cosas de las bolsas, acomodando los caramelos, palomitas y chocolates en los cuencos especiales que tenía. Ajusto la temperatura de la casa a la adecuada para Hermione y ella. Normalmente eran un punto medio. Una amaba el frío y la otra lo odiaba.

— ¿Tu madre te puso esas botitas?—. Pansy miró hacia abajo donde Oreo tiraba de sus costosos jeans con sus pequeños pero afilados dientes. — Tus familiares trabajan jalando trineos y tú usas botitas. — Lo tomo en brazos sintiendo la lengua del cachorro en su mejilla y el movimiento de la colita rebotar en sus brazos. Oreo amaba cuando Pansy rascaba sus orejas o lo sostenía para dormir. Amaba a Hermione pero era demasiado celoso con la pelinegra. Si alguien se acercaba a ella, a pesar de ser pequeño soltaba ladridos bastante aturdidores.

Cold River- PansmioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora