27

2K 303 117
                                    

— ¡¿Por qué hiciste eso Wonyoung?! —exclamó Sunghoon más que enojado en cuanto pudo separarse de la pelirroja. Él solamente iba salir en busca de Sunoo por su libro de Química, pero lamentablemente fue interrumpido por Wonyoung en medio del pasillo.

Sunghoon odiaba a su compañera por ser tan insistente y obviamente esta no hacía nada más que coquetearle e insinuarle. Justamente cuando Park la tomó de los antebrazos para moverla de su camino, la joven se zafó y lo tomó fuertemente de las mejillas, uniendo sus bocas desesperadamente. El rubio no supo cuánto tardó pero hizo lo posible por separarse. Ahora mismo se sentía asqueado.

— Es que... U-usted me gusta, Sunghoon-oppa. —dijo tímidamente.

— ¡¿Y crees que esa es una excusa para besarme?! —recriminó, limpiándose fuertemente los labios con la manga de su chaqueta.— ¿Qué rayos no te queda claro, eh?

— Su-Sunghoon. —intentó acercarse.

— ¡No, Sunghoon nada! ¡Aléjate de mí, maldita sea! —le gritó enojado, no podía controlarse. Wonyoung empezó a sollozar, le dolía que el chico que le gusta la tratara mal.

Park se acercó tomándola del brazo y le habló en voz baja. Su mirada seguía fija y molesta.— Escucha bien, Wonyoung. No quiero verte cerca de mí, ni de Sunoo. ¿Entendiste? —ella asintió cabizbaja.— Hazme el favor de no fastidiarnos e interrumpir. ¿Sabes la mierda que se hubiera creado si Sunoo te hubiera visto?

— N-no.

— Exacto, no sabes en el problema que me hubieras metido. Así que ahorrate tus ganas y busca a alguien que te soporte.

Sunghoon no pudo evitarlo y la soltó con algo de brusquedad. Suspiró fuertemente y ya que Química le tocaba a tercera hora decidió ir en busca de su pelinegro. Le importaba poco que Wonyoung se quedara ahí sollozando en medio del pasillo. Ella había sobrepasado los límites.

Se apresuró en alejarse de ahí. Mucha fue su sorpresa al poder ver a Sunoo caminando hacia las escaleras.— ¿lba venir a verme? —murmuró Park y, sin pensarlo demasiado corrió hasta acercarse al pelinegro.

— ¡Hey, Sun! —el rubio lo tomó delicadamente del brazo, pero su ceño se frunció cuando Sunoo se alejó abruptamente.— ¿Estás bien? ¿Qué pasa?

Park se puso frente al pelinegro, sus ojos se abrieron desmesuradamente al verlo completamente triste y con la naricita media rojiza.

— ¿Qué tienes, Sunnie? ¿Estás llorando? —quiso sostener el rostro del más bajo, sin embargo este se removió incómodo.

— No me pasa nada, solo iba a entregarte tu libro. —su voz sonaba apagada, sin ningún buento que anímico como de costumbre.

Sunoo presionó el libro en el pecho de Sunghoon y lo rodeó para irse rápidamente. Park tomó el objeto y fue detrás de él.

— No mientas, no estás bien. ¿Qué pasa? Vamos, confía en mí. —habló dulcemente, sosteniendo la muñeca del mencionado.

— Suéltame. Quiero irme. —musitó suave, no queriendo que su voz se quebrara ahí mismo.

— No, no te voy a dejar sabiendo que estás mal. —replicó.

— ¡Suéltame Park! —elevó el tono de su voz, forcejeando con el rubio.

— Hey, hey. ¿Qué tienes? ¿Por qué te comportas así? —Sunghoon intentó abrazarlo, pero el pelinegro se oponía totalmente.

— Solo vete, por favor. No insistas.

— Sun...

— No te incumbe, el problema soy yo. Siempre termino confiando en alguien que no debo.

— ¿Qué? ¿Por qué dices eso?

Sucker for you. ‹𝟹 SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora