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—¡Sunoo! —el llamado del rubio hizo que el mencionado se tensara un poco. Le dio una mirada rápida y luego se apegó más al brazo de Jungwon.— ¡Sunoo! Necesitamos hablar.

El peliazul quien venía en silencio junto a su amigo, no pudo evitar entrar en pánico cuando observó el rostro adverso.— ¡Dios! ¡¿Sunghoon, quién te hizo eso?! —de manera inconsciente se acercó a Park, el pelinegro de inmediato se separó de Jungwon y se quedó estático en su lugar.

—Nada, no es nada —se limitó a decir, intentando acercarse a Sunoo.

—Ya no mientas. ¿Peleaste con alguien? —le reprochó, deteniéndolo al sujetar su muñeca.— Pensé que ya habías dejado esas cosas, Park.

—Ese es mi maldito problema. —alzó la voz, mirando fijamente al peliazul.— Gracias por preocuparte, pero en serio necesito conversar con Sunoo.

—¿Sunoo? —repitió.— Hey, ¿Sabes lo que le pasa? No ha querido decirme nada y vino muy mal a la siguiente clase.

—Justamente por eso... —ladeó levemente su cabeza, intentando mirar al pelinegro.— ¡Maldita sea, se fue! —maldijo exasperado.

—Espera, tienes que calmarte que gritando no lograrás nada. —le explicó serenamente.— Además debes decirme qué es todo esto. ¿Sunoo está así por qué discutieron? ¿Es grave?

Sunghoon aspiró y exhaló el aire con profundidad, intentando no llamar la atención de los demás.— ¿Siempre soy yo el problema, verdad?

—¿Qué? Yo no dije eso, Sunghoon-ah. —lo soltó de inmediato, intentado analizar los gestos del rostro contrario.

—Siempre termino por arruinar las cosas. —sonrió con desánimo.— Jungwon, la historia es algo larga. Pero ahora no puedo contártela, primero necesito hablar con Sunoo.

—Pero como tú has visto, te está evitando.

—Lo sé, joder, lo sé. —susurró, cogiendo los mechones de su cabello en ambas manos.— Pero no puedo dejar las cosas así, él debe escucharme al menos.

—Veré si puedo hablar con Sunoo. —suspiró el peliazul.— Durante toda la mañana ha estado muy raro y no me ha dicho el porqué.

—No, Won. Puede sentirse incómodo. —frunció el labio.

—Es mi amigo también, así que es normal que me preocupe por ambos y que les hostigue con tal de saber si puedo ayudar en algo.

—Jungwon.

—Ok, ok... Solo le hablaré al respecto, sino quiere explicarme no lo obligaré. ¿Feliz?

—No estoy nada feliz, pero creo que puedo aceptar eso. —se encogió de hombros.

—Está bien, hasta luego. —el peliazul hizo el ademán de irse, pero esta vez fue Sunghoon quien lo detuvo.

—No, espera, yo también iré.

—¿Ah? —lo miró confundido.— No, Sunghoon. Acabas de decir que no quieres que Sunoo se sienta incómodo, espera al menos hasta mañana. No insistas por favor, creo que lo de hoy fue más que suficiente para ambos.

Park hizo un pequeño mohín de disgusto y suspiro fuertemente.— Supongo que tienes razón, pero tú tampoco lo agobies si se cierra a hablar sobre el tema. ¿De acuerdo?

—Totalmente de acuerdo. —le sonrió brevemente, posando su mano en el hombro derecho de su amigo.— Ánimo, Sunghoon-ah, sé que lo sea que haya pasado entre ustedes, va a solucionarse pronto.

—Ojalá así sea. —frunció los labios.

—Confía en mis palabras. —canturreó Yang para luego separarse.— ¡Nos vemos mañana! ¡Trata de descansar! —gritó a la lejanía, moviendo su mano en muestra de despedida.

Sucker for you. ‹𝟹 SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora