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A medida que los días iban pasando, la relación entre Sunghoon y Sunoo se enriquecía cada vez un poco más. La confianza era recíproca y las pequeñas diferencias siempre podían resolverse luego de una ligera conversación y un intercambio de opiniones.

El pelinegro ya no se avergonzaba tanto ante las muestras de cariño que recibía de Sunghoon en la universidad. Iban tomados de la mano, en medio de flojos abrazos o incluso hasta se permitían el besarse cuando no habían muchas personas.

Park Sunghoon ya no era el mismo de antes y, de eso, muchos se habían dado cuenta. El cambio había sido tan drástico que tanto chicas como chicos se rehusaban a aceptar la realidad actual. Ese en donde el rubio estaba plenamente enamorado de Kim Sunoo.

Ahora mismo se encontraba caminando por el extenso pasillo en busca del más bajo. Hace menos de tres minutos que la campana había sonado y él estaba aprovechando el receso para volver a verlo y almorzar juntos como casi siempre hacían.

Tenía la mochila colgada en tan solo un hombro y sus manos estaban metidas en los bolsillos de sus ajustados jeans. Su estabilidad hasta ese momento era buena y despreocupada, pero cuando giró a la derecha para por fin llegar al salón de Sunoo, todo aquello fue directamente a un tacho de basura.

Sus ojos captaron el preciso instante en el que Woojin intentó besar al pelinegro.

«Oh, vaya estupidez» Inevitablemente su ceño se frunció y las manos salieron al aire, tomando forma de puños realmente tensos. Se acercó casi a zancadas y empujó con fuerza el cuerpo del castaño, haciéndolo perder el equilibrio.

— ¡¿Qué mierda haces?! —bramó con la voz más grave y ronca de lo usual.

Sunoo se sorprendió completamente, jamás había escuchado ese tono de voz de parte del rubio.

— ¿Lo viste? —respondió, sonriendo con burla palpable.

— Vi claramente cómo te rechazó porque no le interesas en absoluto, imbécil. —siguió siendo arisco, poniéndose al frente de Woojin.

— Eso es lo que hacen todos, Park. —intentó tocar el hombro adverso, pero rápidamente este se zafó con un movimiento brusco.— Se hacen los difíciles cuando en realidad se besan con alguien que ha sido una mierda de persona con los demás. —lo miró directamente, desafiándolo.— Conozco a chicos como Sunoo, con esa carita pero siendo una- —calló ante la reacción del otro.

— Sunghoon... —trató de intervenir al observar cómo el mencionado volvió a empujar al castaño de manera mucho más dura, haciendo que los huesos de su espalda tronaran contra la pared.

— No intentes faltarle el respeto. —gruñó, sosteniéndolo del cuello de la camisa.

— ¿Qué? ¿Piensas golpearme por decir la verdad? —habló con diversión, reteniendo cualquier mueca de dolor.

— No estoy para tus juegos. —una de sus manos tomó la mandíbula contraria con tanta fuerza en el tirón que logró hacer que la cabeza de Woojin chocara estrepitosamente.

— Suéltame, idiota. —el dolor comenzó a ser consistente y punzante.

Tomó a Sunghoon de los hombros y se lo quitó de encima, ambos empezando a forcejear sin cuidado alguno.

— ¡Basta! —volvió a intentar el pelinegro.

— Anhelo por enseñarte a no meterte en relaciones ajenas. —esquivó el golpe que el castaño iba a propinarle.

— ¿Crees que él seguirá contigo? —rió sarcásticamente.— ¿Con el chico que nunca ha tomado enserio a una sola persona? ¿Esa que le teme a las relaciones y por eso no hace nada hasta ahora? —siguió con sus hirientes palabras, haciéndole recordar la pésima persona que había sido por mucho tiempo.— Todos te conocen, Park.

— ¡Cállate!

— Si te besa a ti. ¿Por qué no lo hace conmigo también?

Bueno, aquello había sido la gota derramó el vaso. La estúpida frase de Woojin hizo que consiguiera un fuerte golpe en su mejilla, haciéndolo caer toscamente.

— Te dije que te callaras. —bramó fuerte, viendo como el castaño se levantaba para empezar a lo que sería una pelea brusca.

Sunoo esta vez intentó meterse entre ambos, pero el rubio lo tomó del brazo para alejarlo rápidamente. Haciendo que gracias a ello, Woojin lograra golpear el abdomen de Park con su rodilla. El pelinegro se alarmó por completo al ver que por las comisuras del labio de Sunghoon empezaban a descender gotas pequeñas de sangre. No tuvo de otra que correr en busca de profesores que puedan detener aquello e interponer absoluto orden.

Los sonidos fueron cada vez más fuertes, los gritos incrementaron en volumen y para cuando había rastros de sangre en ambos, varios estudiantes la hacían de espectadores. Algunos grabando, otros apostando pero nadie interviniendo porque hace ya mucho tiempo que Sunghoon no había vuelto a pelearse con alguien y el tan solo poder verlo otra vez, era algo épico y sorprendente.

Afortunadamente, Sunoo llegó con dos profesores como lo había planeado. Haciendo que el bullicio se diera por concluido y llevándose a ambos chicos directamente a la oficina del director. El pelinegro suspiró con preocupación, estaba dispuesto a acompañar a Sunghoon pero fue mandando seriamente hacia sus respectivas clases.

No había sido un día tan agradable.

꒰ ・ ・ ・ ꒱

— ¡¿Qué hizo qué?! —gritó con fuerza.

— ¡Jungwon! —le resondró, tapándole la boca de inmediato.

— No hagas escándalo, la idea es que podamos pasar desapercibidos. ¿Entiendes?

El peliazul asintió con rapidez, soltando todo el aire retenido cuando Sunoo quitó su mano al fin.

— Vamos, espero y no le hayan dado alguna sanción. —rogó el pelinegro con sinceridad.

— Bah, imposible. —agitó su mano restándole importancia.— Sunghoon ha tenido más problemas y peleas que un buen promedio en Economía. —se rió de su propio chiste, ganándose de inmediato una mala mirada de parte de Sunoo. Jungwon al notarlo carraspeó y ya no dijo nada.

Ambos siguieron el camino hasta la oficina, sumido en silencio hasta que el peliazul volvió a hablar.

— ¿Y cómo que por qué Sunghoon empezó a pelear con Woojin?

Sunoo mordió su labio inferior.— Nada, fue una tontería.

— No lo creo, él dejó de ser tan impulsivo desde que empezó a salir contigo. Debió ser algo más.

— Sí, bueno- —fue interrumpido.

— ¡Tú! —la voz del rubio hizo acto de presencia y el peliazul dio un respingo al notar que lo apuntaba a él.

— Sunghoon. —el pálido corrió hacia Park, había ansiado que las horas pasaran rápido para poder verlo después de aquella tonta pelea que lo dejó herido.

— Yang Jungwon, eres hombre muerto. —lo amenazó, dejándose abrazar por Sunoo.

— ¡¿Qué?! —exclamó horrorizado.— ¡¿Qué fue lo que hice ahora?!

—  Sun, suéltame por favor. —le habló al oído suavemente.— Necesito hablar sobre algunos temas con Jungwon.

— No Sunoo, no lo sueltes. —dijo apresuradamente.— ¿Qué acaso no eres consciente que me está tirando cuchillos con la mirada?

— Sunghoonie. ¿Qué pasa? —se alejó brevemente.

— Da la casualidad de que recordé quién fue el que empezó a hablar sobre nosotros cuando realmente no le incumbía.

Jungwon abrió sus ojos desmesuradamente. ¿Por qué se sentía tan aludido?

Sucker for you. ‹𝟹 SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora