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— Sin duda me encanta más este sabor. —comentó Sunghoon luego de haber dado una probada al envase de su helado.

Sunoo asintió levemente y ahora fue él quien degustó de su delicioso helado de chocolate y fresa.— Yo creo que el mío es mejor. —respondió el pelinegro con cierta diversión.

— Deberías probar entonces el de lúcuma. —Sunghoon no lo dudó y llenó su cuchara del helado de dicho sabor. Lentamente extendió su brazo hasta llegar cerca a la boca de Sunoo.— Prueba un poco. —dijo suavemente, con esa sonrisa boba que lo caracteriza cada que vez que observa a Kim.

El pelinegro tomó entre sus labios el postre y luego de que pasara por su paladar hasta su garganta, cerró los ojos complacido. Tenía un toque cremoso y suave, dulce pero sin llegar a ser empalagoso.

— ¿Lo notas? Es uno de los mejores. —agregó Sunghoon, volviendo a llevar el cubierto a su envase.

— Creo que tengo un nuevo sabor favorito desbloqueado. —sonrió brevemente.— Trataré de venir siquiera una vez al mes.

— ¡Podemos venir! —exclamó con cierta emoción anticipada.— Esta era mi heladería favorita... Mejor que sea el lugar favorito de ambos. —comentó algo avergonzado. Ah, Sunghoon solo quería poder pasear al lado Sunoo, poder decir que aquel precioso e inteligente chico era oficialmente, su chico.

— Claro que sí. —aceptó antes de siquiera analizarlo correctamente. Sus emociones eran mucho más fuertes e impulsivas.

— ¡Perfecto! —el rubio sonrió de manera amplia.

Ambos volvieron a mirarse y en medio de aquellos dulces postres, siguieron conversando de manera amena y divertida. Descubriendo que tenían gustos tan parecidos en algunos aspectos, como diferentes en otros.

꒰ ・ ・ ・ ꒱

— ¡Muchas gracias por su elección! ¡Vuelvan pronto! —exclamó la jovencita, tan feliz y amable como siempre.

— Gracias a ustedes también. —comentó Sunghoon, tomando delicadamente al pelinegro por la cintura para dirigirse a la salida del local.

Era inevitable, Park anhelaba con todo su corazón poder estrecharlo dulcemente entre sus brazos.

— ¡Dios! ¿Los has visto Yeri? —habló la joven al llegar a la caja.— ¡Son una pareja muy adorable! —chilló con emoción.

— ¡Sh! —frunció levemente el ceño ante lo escandalosa que era la pequeña.— Sí, parece que fue tanta tu adoración que casi no dejabas de mirarlos. ¿Recuerdas las reglas? No. Incomodar. A. Los. Clientes. —culminó con cierta seriedad.

— Yah~ —se quejó.— Apuesto que ni lo notaron. ¿Viste al rubio? No dejaba de mirar ni por un instante al otro chico. Su mirada era preciosa, se nota que lo ama mucho. —sus ojos brillaron junto a una breve sonrisa que se expandió por su rostro.— ¡Son tan lindos!

— Sí, lo que tú digas. Ahora ve a traer más servilletas.

La jovencita siseó, pero nadie le quitaría la idea, ella lo sabía. Era amor, un amor del bueno.

꒰ ・ ・ ・ ꒱

Sunghoon se separó del pelinegro para ir hacia la motocicleta y sacar el casco, mientras que Sunoo se ajustaba la mochila más a los hombros. No obstante, Kim logró escuchar leves sonidos provenir de una caja. Miró al rubio un par de segundos más y después se dirigió hacia aquel árbol, pues al lado de este se encontraba una vieja y sucia caja de cartón de donde provenían los soniditos.

— Sun, toma esto. —dijo el rubio extendiendo el casco, pero al no recibir respuesta elevó su mirada. Para ese entonces el pelinegro ya estaba de cuclillas.

Leves gimoteos agudos resonaron y Sunoo ya no pudo resistirse ante la curiosidad, abriendo con lentitud aquel objeto. Sus ojitos se expandieron en total sorpresa y sintió que su corazón iba a derretirse ante la ternura que le chocaba el ver a un cachorrito ahí. Sunghoon se acercó rápidamente a Sunoo, viendo al animalito también.

— Es una preciosura. —comentó el pelinegro totalmente embelesado. No esperó más y lo tomó entre sus manos, acercándolo a su pecho.— Es demasiado chiquito, no puedo dejarlo aquí.

— ¿Permanecía en la caja?

— Al parecer sí, escuché sus sollozos y me acerqué. —Sunoo propinó suaves caricias al cachorro, mirándolo con cariño puro.— Es un Pomerania, seguirá siendo pequeño. —agregó lo último.

— ¿Piensas quedarte con él? Puedo apoyarte en lo que el pequeñin necesite. —sonrió levemente acariciando también al animalito.

Sunoo esta vez apreció el rostro de Park.— ¿E-en serio harías eso?

— Por supuesto que sí.

— ¡Gracias! —sonrió en grande.— La verdad es que me siento algo solo en mi habitación, este cachorro sin duda es lo que quiero y necesito. Me encantan los perritos. —se abrazó suavemente al tierno animalito y Sunghoon juró que era una imagen demasiado dulce para él.

Sin embargo, su buen ánimo se desvaneció al sentir pequeñas gotas mojar su cabello. Sunghoon alzó la mirada y lo comprobó. Estaba comenzando a llover.— Será mejor que avancemos antes de que empiece a llover más fuerte.

Sunoo pudo sentir la caída de las gotas e hizo un pequeño puchero. Con lo que él adoraba las lluvias y no podría disfrutarlas. Ahora tenía un cachorro que cuidar.— No puedo subir a la motocicleta, Sunghoon, tengo al pequeño y sería muy irresponsable y riesgoso de mi parte dejarlo en la mochila simplemente.

— No puedes irte caminando, será cansado y puedes enfermarte.

— Pero...

— Y tampoco es bueno para el cachorro. —interrumpió a Sunoo, dejándolo sin fundamentos.— Bien, tomemos un taxi.

— ¿Qué? Pero... ¿Y tu moto?

— Luego vengo a recogerlo, lo dejaré, no pasa nada. Primero eres tú y el pequeñín.

Sunoo sonrió, sintiendo que su corazón era envuelto por una linda y agradable calidez.

— Gracias, Sunghoon-ah.

— Eso no es nada, me importan que estén bien. —soltó con sinceridad, poniéndose de pie y ayudando a Sunoo a reincorporarse.

El pelinegro tomó con mucho cuidado al cachorro y trató de cubrirlo con su chaqueta. Para suerte de ambos, lograron llamar la atención de un automóvil.

꒰ ・ ・ ・ ꒱

— Es demasiado lindo. —comentó Sunoo, poniendo al perrito frente a su rostro. Aún seguían en el automóvil, el camino aún iba para rato.

— ¿Ya tienes algún nombre? —Sunghoon observó al pelinegro con total deleite, adorando como su naricita de botón se fruncía al hacer contacto con la del pequeño cachorro. ¿Podía ya morir de ternura?

— Aún no. —dejó al pequeño en su regazo.— Pero lo haré muy pronto, este bebé necesita mucho amor y cuidado, le daré eso primero.

— Cuenta conmigo entonces, quiero que este pequeñín sea de ambos. —los dedos de Sunghoon tocaron delicadamente la cabeza del perrito, sin darse cuenta que Sunoo lo miraba a él más que encantado.

A veces algunos actos simples pueden tocar el corazón de muchos.

Sucker for you. ‹𝟹 SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora